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Mira

19, enero 2015 - 22:53

┃ María Vega

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CUAUHTÉMOC Blanco Bravo cumplió 42 años apenas unos días atrás.
Quizá ya no es el tipo más rápido sobre el terreno de juego, pero todavía conserva la velocidad mental que muchos de los jóvenes de piernas frescas quisieran tener. Hoy vive y aporta al problema del descenso de un Puebla que lo regresó a la Primera División tras varios años en el Ascenso. Se enoja, manotea, sonríe y disfruta como la primera vez.
La Franja se enfrenta este fin de semana al América en la segunda ocasión que Blanco se reencuentra con el cuadro azulcrema desde que regresó a la Liga MX y del que salió de este equipo en el Clausura 2007. Será, en el adorno del evento, el regreso de uno de los últimos ídolos americanistas al estadio Azteca.
Éste podría ser el último reencuentro entre Cuauhtémoc y el América dentro de un terreno de juego, aunque han sido tantas las ocasiones en que los rumores han retirado al atacante, que lo único cierto de su futuro es que resulta incierto. Como sea, seguro lo va a vivir de una manera especial por todo lo que las Águilas significan para él y él para las Águilas.
Para este Clausura, Blanco no ha sido considerado como titular por parte del técnico José Guadalupe Cruz, pero desde la banca o cuando le toca ingresar a los partidos, trata de apoyar con la experiencia y picardía que goza.
El número mágico del “10” poblano es el 74. Ha sido en ese minuto en el que ha ido a la cancha en los dos partidos que se han jugado en el torneo. Antes de eso, calienta al parejo de sus compañeros y habla, habla mucho como siempre lo ha hecho, ya sea para romper la tensión del partido o para compartir sabiduría.
La historia de Blanco con América inició en la última jornada de la temporada 1992-93, cuando Miguel Ángel López lo debutó ante el León en el estadio Nou Camp. El delantero ingresó por Raúl Rodrigo Lara, quien después sería, junto a Germán Villa y otros americanistas de esa generación, símbolos de esta institución.
A partir de ese momento, tuvo cuatro diferentes etapas con las Águilas, interrumpidas por salir a Necaxa, Real Valladolid, Veracruz y Chicago Fire. Como azulcrema fue campeón de goleo y figura gracias a la clase e inteligencia que desplegaba dentro de la cancha. Gracias también, a lo polémico que podía llegar a ser debido a una personalidad igual de explosiva que su futbol.
Blanco regresó al América por última ocasión después de jugar con el Veracruz en el 2002. Había algo que le faltaba y no quería dejar pasar la oportunidad de salir campeón con este equipo, cosa que consiguió en el Clausura 2005. Ese ha sido su único título en el balompié mexicano, pero como lo gozó.
Tiempo después, algo ocurrió entre Blanco y los directivos del América que el delantero no ha podido cumplir el sueño de ponerle punto final a su carrera vestido de amarillo como tantas veces ha manifestado públicamente. Ante esta situación, ha tenido que buscar mantenerse activo con otros equipos dentro del Ascenso MX y en los últimos torneos con un Puebla, metido en problemas porcentuales.
Siempre bien recibido por la afición de las Águilas, a Blanco le esperan aplausos y vítores cuando pise la cancha del Coloso de Santa Úrsula, aunque en la mente tenga la idea de querer ganarle al América de sus amores. Total, ese sentimiento nunca se terminará.

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