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Mira

8, julio 2020 - 19:54

┃ Marysol Fragoso

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Foto: Cortesía

Tres entidades del país concentran el mayor número de ganaderías de toros de lidia: Tlaxcala con 37, Jalisco con 35 y Guanajuato con 34. Dada la cancelación de los festejos taurinos debido al Covid-19, así como a la poca claridad en la fecha en que estos podrían volver a realizarse, los criadores jaliscienses han depurado tanto los toros en los potreros, como las vacas de vientre, con la finalidad de mantener un punto de equilibrio en la producción de astados a la espera de que se reactiven las actividades en los ruedos. En Jalisco, la cifra llega en la mayoría de las dehesas hasta un 30 por ciento.

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Luego de haber efectuado a puerta cerrada en los respectivos tentaderos de cada hacienda de Jalisco, los toros con mayor edad y trapío, mismo que debieron haberse lidiado en las ferias mexicanas que se cancelaron desde finales de marzo como la de San Marcos en Aguascalientes; la del Caballo en Texcoco, así como las de Puebla y Tijuana; fueron vendidos a los rastros, con fuertes pérdidas dado que ahí se los pagan a un costo muy bajo. A saber: un toro tiene un precio de venta promedio de 49,500,00 pesos por ejemplar, cuando éste se lidia en una plaza de toros, pero, es de apenas 16 mil pesos, aproximadamente, cuando va a canal para que su carne se venda en el mercado para consumo humano.

Dado que continúan cayendo los festejos para agosto, como los de Huamantla en Tlaxcala; los de San Luis Potosí y Cedral, los ganaderos también están depurando las vacas de vientre (es decir, las que procrean a los futuros toros de lidia).

En la ganadería La Punta, por ejemplo, se han tentado y enviado al rastro 30 toros. Lo mismo ha sucedido a la fecha en la dehesa de Pablo Moreno, quien ha despachado diez toros y en La Concepción, de Octavio Casillas, cuatro toros corrieron la misma suerte al inicio de la presente semana. Precisamente, Octavio Casillas, delegado de la Asociación Nacional de Criadores de Toros de Lidia para el estado de Jalisco, nos habla del tremendo golpe anímico que para los criadores representa enviar a sus toros de lidia al matadero.

“Es indigno para los toros de lidia que se vayan al rastro sin haberse toreado y también para los ganaderos hacerlo, por eso, la mayoría han llamado a los toreros amigos de cada casa para que los toreen, los prueben y se tomen las notas correspondientes, antes de enviarlos al rastro”, afirmó Casillas.

“Por fortuna para Jalisco, todas las corridas de Los Carnavales (febrero) se realizaron antes que el virus llegara a México, pero, muchos ganaderos nos quedamos con encierros completos en el campo, pues ya no se pudieron celebrar las ferias. Estamos hablando de 120 días y en ese tiempo todos los toros han tenido que seguir siendo alimentados, han recibido cuidados veterinarios y de los vaqueros. Es gasto es muy fuerte, pues en promedio cada animal, solamente en comida ha consumido un total de seis mil pesos en estos meses. Si se multiplica esa cantidad por el número total de animales de cada ganadería, más los cuidados veterinarios, el resultado es muy muy alto,; además que no se han despedido empleados en los ranchos. Y, encima tenemos que evitar que los toros que superan los cuatro de años de edad, se vayan a pelear entre ellos y se vayan a matar”, señaló el criador, cuya ganadería se ubica en Tepatitlán, Jalisco.

En ello radica la razón de la depuración del hato ganadero actual: “Además, hay que dejar espacio para los ejemplares de menor edad que están creciendo. Tendremos que poner a las hembras con los sementales para que nazcan nuevas crías, pues cuando la actividad se reactive, el círculo tiene que volver a girar y debemos tener ganado listo para lo que nos pidan”, remató.

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Sin duda, esta emergencia sanitaria, representa para la crianza de toros de lidia, un reto para el sector que no se presentaba desde la época de finales de la Revolución Mexicana, cuando el pueblo alzado se robaba y se comía el ganado de lidia. Tras apaciguarse la revuelta, los criadores tuvieron que reinventarse para volver a brillar. Más de 110 años después, estos deberán reinventarse de nueva cuenta para relanzar su actividad.