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Mira

16, julio 2020 - 9:35

┃ Marysol Fragoso

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Fotos: Luis Garduño

Fue el primer restaurante de corte taurino que existió en México, se ubica en el Centro Histórico de la capital y hoy (16 julio) está cumpliendo 103 años. A más de un siglo de que la sazón de la comida elaborada por la abuelita Conchita Rioja y de que la simpatía del abuelito Don Marcos Guillén González cautivaran el paladar de mexicanos y de extranjeros, el Restaurante Taurino El Taquito, enfrentó su más grande reto: volver a abrir sus puertas y conmemorar un año más, a pesar del complicado panorama que en 2020 plantea el Covid-19.

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A pesar que los meses pasaban durante el confinamiento de personas, del cierre de lugares públicos y restaurantes que impuso el gobierno de la CDMX, la familia.

Guillén, propietaria del emblemático sitio, el cual alcanza ya cuatro generaciones, era optimista, aunque, al mismo tiempo, no dejaba de angustiarse al pensar qué sería de la suerte de sus 22 fieles empleados. Sin embargo, esta tarde, Día de la Virgen del Carmen, patrona de la calle y del restaurante, podrá escribir otro capítulo para continuar abultando su historia.

El Taquito está muy triste”, señaló a finales de pasado marzo, a ESTO, Marcos Guillén, quien junto con su hermano Rafael se hacen cargo de la actual administración: “Ahora, el panorama empieza a cambiar poco a poco, pues de las 40 a 50 mesas que atendíamos, antes de la pandemia, durante un día normal; ahora que reabrimos, estas han bajado a siete u ocho, pero tenemos fe en que conforme avancen los días tendremos más comensales”, agregó.

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Si bien este día, las circunstancias no permiten las reuniones multitudinarias, ni tampoco los abrazos, la familia Guillén estará rodeada por el cariño de sus amigos de siempre: desde los ya desaparecidos artistas como los hermanos Soler o de las guapas Marilyn Monroe, María Félix y Rosita Arenas; como de los matadores Fermín Rivera, Lorenzo Garza, Jorge Aguilar El “Ranchero” o el mismísimo español Manolete, o de los novilleros de actualidad como Juan Pedro Llaguno. Es más, hasta de “Carmelo que está en el cielo”… y “se asoma a verte torear”, como escribió el maestro Agustín Lara. Esta vez la efeméride será diferente, pero no por ello, se empañe su importancia, pues se trata de una faena de orejas y rabo y como dice todo buen taurino: “no cambio por un trono mi barrera de sol”.