CON paso de ídolo en el balompié nacional y con una larga brecha por recorrer con la casaca de las Águilas, Oribe Peralta espera algún día llegar al grado de Cuauhtémoc Blanco, por lo que ahora solamente “me toca trabajar, hacer las cosas bien y ocuparme en lo que me toca”.

El legado que dejó Cuau y la forma en que se le entregó el estadio Azteca fue para Oribe cien por ciento merecido para el ídolo de las multitudes. “Es muy importante para el futbol mexicano y para esta institución, se merece todo el cariño que le brindó la gente”, aseguró.

Un nuevo partido sin victoria dejó tranquilo al seno emplumado y ven hacia adelante, más allá de que no pudieron vencer a un equipo involucrado en el descenso.

“Nos vamos tranquilos, hay que seguir trabajando y es lo único que nos puede llevar a sumar de a tres”.

Contra La Franja, “no entraron las pelotas, no las pudimos convertir y hay que pensar en el mañana”. (Luis García Olivo)