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31, agosto 2020 - 8:00

┃ EFE

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Lionel Messi abrió otro capítulo en el conflicto contractual que tiene con el Barcelona por su salida y que comenzó el martes, cuando los abogados del delantero le entregaron al club el burofax en el que se expresó su deseo de ser transferido en este mercado de verano.

En el documento, el argentino se acoge a la cláusula liberatoria que se incluyó en el contrato firmado el 2017 y que le permite irse de forma libre al final de cada temporada.

Pero, en el contrato, se especificó el 10 de junio como la fecha límite para que Messi informara su intención de irse y el burofax se envió el 25 de agosto. La argumentación del argentino es que la temporada pasada fue atípica debido a la pandemia del Covid-19, que retrasó su final hasta el 23 de agosto.

Bajo esta argumentación, Messi y sus abogados consideran que con el envío del burofax hicieron efectiva la cláusula liberatoria y que ya no se debe al Barcelona como trabajador.

El Barcelona, por su parte, se agarra a la fecha límite del  10 de junio y lo remite a la cláusula de rescisión de 700 millones de euros si quiere marcharse a otro club. Después de que el jugador no se presentó ayer a las pruebas de Covid-19, el Barcelona puede abrirle un expediente de sanción grave si así lo cree conveniente.

“Si la fecha de salida se identifica con una fecha concreta, y así lo parece, está claro que el derecho de salir ha caducado“, sentenció Marcos Mas, abogado y miembro de las comisiones jurídica y disciplinaria del Barcelona entre 2010 y 2015.

Según Mas, la fecha del 10 de junio en ningún momento se enmarca con referencia a la finalización de la temporada.

“Al revés, es una fecha hasta la cual es posible ejercitar la cláusula. No tiene nada que ver con la finalización de la temporada, en su formato natural o excepcional, sino con el período de fichajes de verano, que se abre el 1 de julio”.

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Así, el abogado considera que si hubiera que referenciar esa fecha o los 10 días a contar desde la finalización de la temporada, la cláusula lo hubiera dicho así. Para ello habría sido necesario que las partes hubieran modificado la cláusula y no lo hicieron. Y no hay norma alguna dictada durante el estado de alarma que permita la prórroga o extensión de las cláusulas de un contrato de trabajo ni las fechas de resolución o duración”.

Teniendo en cuenta todo esto, Mas opina que lo más probable es que Messi y el Barcelona pacten una salida vía traspaso.

“El transfer lo puede obtener en pocos días, pero la FIFA no se meterá. Por lo tanto, ningún club del mundo se arriesgaría a inscribir a un jugador sin saber si, un año después y por sentencia de los juzgados laborales de Barcelona, pueda ser condenado a pagar 700 millones de euros por su salida”.

La opinión de Juan de Dios Crespo, abogado especializado en derecho deportivo, va en la misma línea en ese aspecto.

“Messi se iría sí o sí por el derecho a trabajar, aunque luego el pago lo indicará un juez, mucho más tarde. Pero no sería un traspaso, sino una indemnización”.

Esta es la situación que Messi y el Barcelona deben gestionar para defender sus intereses. El último movimiento fue el viernes, cuando el jugador filtró su intención de sentarse a hablar con el club para acordar su salida. Pero este respondió que no piensa negociar ningún traspaso y se remitió a la cláusula de rescisión. 

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