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26, enero 2015 - 12:41

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POR GUILLERMO MARTÍNEZ G. / FOTOS: ALBERTO MONTALVO

UN día sus padres Lucía y Nezahualcóyotl le dijeron en mixteco, “Kui’na, Dá’a” -¡Suerte, hijo!-, y el niño Erwin González comenzó su trajinar en la marcha.
Así fue creciendo hasta lograr un lugar destacado en los 20 kilómetros, alcanzando un tiempo de 1:22’36’’, y siendo parte importante de la nueva camada de deportistas que se apasionaron por esta disciplina.
Desarrollando su niñez en un barrio bravo de las periferias de Iztapalapa, entre peleas callejeras y buenas calificaciones, también se daba tiempo para jugar al futbol y ver videos de competencias de Juegos Olímpicos, donde comenzó a soñar que un día estará.
Por eso Erwin se entregó a la marcha. Para alcanzar el nombre de leyenda y ser un ejemplo para niños que como él, buscan un mundo mejor.
Siempre con la sonrisa dibujada en su cara, por sus venas corre sangre mixteca, oaxaqueña, por sus padres que son originarios de ese pueblo mágico llamado Huajuapan de León.
Y ese orgullo de pertenecer a gente trabajadora, humilde, Erwin lo ha sabido compaginar con el deporte, con sus juegos primero infantiles y ahora con madurez, donde sigue corrigiendo detalles para alcanzar el éxito.
Fiel seguidor del equipo de los Pumas de la UNAM, también otros deportes lo tentaron en su juventud, como los clavados, basquetbol y futbol.
Pero el camino le tenía guardado en lugar en la pista de tartán, donde surgieron leyendas como Noé Hernández, a quien siempre admirará por lo que logró –medalla de plata- y porque al igual que Erwin, sobresalió de la vida difícil de los barrios.
Primero con el entrenador Xavier España, después con otros estrategas que le han dejado legados importantes para su formación en el atletismo, enfrentándose a atletas de respeto con la convicción siempre de dar el extra.
Apasionado por esta disciplina que años atrás era un referente del país.
Y que él está dispuesto a buscar que la marcha regrese a su pedestal en el olimpismo.
Fortaleciendo sus ideales.
Dedicándole horas de más a los entrenamientos.
Aunque el destino le tenía una mala jugada, con una lesión que afortunadamente está quedando en el rezago, ahora está dispuesto a recuperar su nivel.
Aprendiendo de los errores.
Así que ahora, el apodado “El Charro”, tiene en puerta la competencia distrital, el clasificatorio a la Universiada y el Challenge de Chihuahua.
En ellas demostrará que está vigente. Buscando despuntar nuevamente entre los primeros lugares, para demostrarle a su pequeña hermanita Samani, que con dedicación y gusto por lo que hace, todo se puede lograr.A forjarse como leyenda