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5, agosto 2021 - 9:50

┃ Karen Morán

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Karen Morán

Foto: Archivo ESTO

“Me los chingué”, relata el padre de Soraya Jiménez para un documental que gritó su hija luego de levantar los 127.5 Kg en el envión que le valió la inmortalidad, la primera mujer en toda la historia de nuestro país que se subió a los más alto del podio en unos Juegos Olímpicos, la primera que entonó el Himno Nacional y la misma que abrió camino a decenas de atletas que han construido a través de su ejemplo un sueño.

Era 18 de septiembre de 2000 y el Centro de Conferencias y Exposiciones de Sidney alojaba la primera competencia femenil de halterofilia en la historia olímpica, a la representación de México estaba Soraya Jiménez, a quien no apuntaban los reflectores, sin embargo, tomó fortaleza del error de concentración de la norcoreana Ri Song Hiu y con toda su fuerza levantó el acumulado de 222.5 kg; como si en el peso de la barra estuvieran contenidas todas las trabas a las que se enfrentó para llegar a ese momento, como si con ello terminara con toda la discriminación que sufrió en el camino a la gloria.

La vida de Soraya Jiménez no fue sencilla, por casualidades de la vida llegó a la halterofilia y encontró en ella su vocación. Para continuar tuvo que derribar estigmas, pues en ese entonces se consideraba que la disciplina era exclusiva para el género masculino. La Federación le negó el apoyo, no se le permitía entrenar en el CDOM, tuvo incluso que buscar un entrenador por internet y gracias a eso se topó con el húngaro Georgi Koev, quien la guió, pulió su técnica y la convirtió en campeona.

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Tras consumarse histórica vino la caída; señalada por excesos, acusada por falsificación de documentos, con una salud completamente deteriorada y con sólo el recuerdo de lo que alguna vez fue, Soraya Jiménez fue hallada sin vida en su departamento el 38 de marzo de 2013, a pesar de eso, la originaria de Naucalpan, Estado de México, sentó los precedentes para el desarrollo de la halterofilia en México, así lo reconocen las nuevas figuras de la disciplina, quienes ven en la medallista olímpica un ejemplo de fortaleza y superación.

En Charla con el Diario de los Deportistas, Anacarmen Torres Wong, pesista mexicana, relató la importancia del logro de Soraya Jiménez 20 años atrás, pues gracias a ella ha podido desarrollarse como deportista sin sufrir ningún tipo de discriminación 

“Yo he leído y sabido de Soraya Jiménez y toda la discriminación que tuvo y que muy pocos creían en ella por ser mujer, aparte a ella le tocó en el 2000 que fueron los primeros Juegos Olímpicos donde se agregó a las mujeres en nuestro deporte, entonces siento que ella fue la que hizo que en este momento no estemos batallando y no estemos sufriendo por eso, porque la verdad desde que yo entré a este deporte gracias a Dios sobresalí y siempre he tenido apoyo”.

Las personas a mi alrededor siempre se han sentido orgullosos y orgullosas de mí sin exportar mi género, siempre he tenido el apoyo tanto de directivos, de mi familia y de la sociedad, entonces no puedo decir que por ser mujer he sufrido algo en este deporte que realmente en un principio sí fue discriminado para las mujeres, pero yo creo que en la actualidad y en el tiempo que a mí me tocó entrar en este deporte ya no era así, la verdad”, relató.

 Torres Wong tenía apenas 5 años cuando se celebraron los Juegos Olímpicos de Sidney, y aun así  Soraya vive en su recuerdo y su ejemplo, pues para todas las atletas de la disciplina es un referente, además de que Georgi Koev fue su entrenador de 2012 a 2016.

“La primera pesista referente para todos es Soraya, tuve la oportunidad de entrenar con Georgi Koev, en ese tiempo mi motivación fue ella a pesar de no tener un contacto, mi entrenador siempre me la puso de ejemplo, me contaba sus historias, cómo ella siempre se esforzaba, su resiliencia, entonces desde el primer día que entré a este deporte ha estado ella como referente para mí”, señaló. 

La medallista del Campeonato Panamericano de Levantamiento de Pesas  recuerda muchas anécdotas que Koev le compartió de Jiménez, pero lo que más le queda grabado en la mente es la perseverancia con la que trabajaba.

“Era muy terca, había veces en el entrenamiento que ella fallaba y él le decía ya déjalo descansar y ella continuaba, se aferraba hasta que le salía, así podía fallar 100 veces ella lo intentaba hasta que le salía. Son muchas historias de ese estilo, que ella no aflojaba, que tuvo varias lesiones de rodillas, él me decía que nunca la detuvieron, se operaba y a la semana ella ya estaba entrenando otra vez con su 100%”, relató.

La joven pesista atesora las historias de su ex entrenador, sin embargo, le hubiera gustado preguntarle en persona ¿Cómo le hacia para ser tan aguerrida?, pues en sus propias palabras, Soraya “no le temía al peso”. Reiteró: “Si una mexicana pudo hacer todo eso, aguantar tanto para lograr el sueño olímpico, yo creo que alguien más lo puede repetir y sería genial poder ser ese alguien”.

Anacarmen es sólo una de las generaciones a las que sin querer marcó Soraya, pues 20 años después, la halterofilia femenil pasó de tener una sola representante a colocar en el ranking de la Federación Internacional a más de 20 pesistas en diferentes categorías.

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