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Mira

31, octubre 2020 - 12:30

┃ Marysol Fragoso

toros

Emotiva, fue la despedida que el toreo brindó a don Pablo Lozano. Considerado por muchos como uno de los grandes sabios de la tauromaquia. Su liderazgo abarcó más de 50 años: desde su surgimiento como torero, donde se le conoció como “La muleta de Castilla”, hasta convertirse en fundador de una casa de apoderamiento; además ejerció como empresario de Las Ventas, en Madrid, desde 1990, hasta 2004, así como de otras plazas como las de Pontevedra y Toledo; y fue fundador de la importante ganadería Alcurrucén.

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Su fallecimiento a los 88 años de edad a consecuencia del Covid-19 deja un hueco enorme en la escena mundial del toreo. Su sobriedad y temple en los ruedos fueron las principales características que tuvo como matador durante las décadas de 1950 y 1960. Tomó la alternativa en 1951, de manos de Luis Miguel Dominguín, en la plaza de Barcelona, ante toros de Samuel Flores. Un año más tarde, el 18 de mayo, la confirmó en Madrid, donde llevó como padrino a Antonio Bienvenida. Su gran éxito llegó en la corrida del Montepío de julio de 1957, en la capital hispana, cuando cortó cuatro orejas a toros de Barcial.

En lo que a dirigir la carrera de figuras del toreo se refiere, por las manos de don Pablo pasaron grandes figuras, como Manuel Benítez “El Cordobés”, Sebastián “Palomo” Linares, José María Manzanares, César Rincón, Espartaco, Vicente Barrera, Manuel Caballero y Emilio de Mora. Más recientemente, impulsó por medio de sus hijos la carrera de Sebastián Castella, Diego Ventura, El Juli; y en la actualidad había depositado su fe en Álvaro Lorenzo.

Amante de la tierra mexicana, don Pablo incluso contrajo matrimonio con una guapa potosina con quien procreó tres hijos: Pablo, Luis Manuel y Fernando. Esta terna siguió los pasos de su patriarca, tanto en la brillante representación de toreros, cuanto en el empresariado taurino, aunque sin dejar de lado su vocación personal; en el caso del primero como escultor y del más joven, como matador de toros, mientras que Luis Manuel, es el actual apoderado de El Juli.

A pesar de las restricciones que hoy por hoy rigen en España para tratar de contener el rebrote del Covid-19, para darle el último adiós del plano terrenal, el mundo taurino se organizó: algunos en ordenada forma presencial y el resto por redes sociales y lo transformó en un homenaje global, por medio de mensajes, que, como cascada de estrellas, lo arroparon con respeto y cariño. Que descanse en paz don Pablo Lozano, un grande de la tauromaquia e irrepetible ser humano. Nuestras condolencias a toda su familia.

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