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Mira

1, noviembre 2020 - 17:19

┃ Miguel Angel García

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El encierro de Las Huertas, propiedad de Rodrigo Barroso, tuvo sus complicaciones, pero nada fuera de lo normal tratándose de ganado ya grande; los cuatro astados saltaron al ruedo con kilos, bien puestos de pitones, con raza y mostrando una lidia nada sencilla para los jóvenes toreros. Y precisamente este dúo de novilleros no se amedrentaron y plantaron cara a los socios, para hacer faenas de mucha raza y entrega, demostrando que quieren estar en lo más alto de la torería.

El primer novillo tuvo ideas del diablo que terminó tirando derrotes a modo de defensa; Héctor se aferró y le extrajo pases de a uno en uno, ademas que lo anduvo obligando pues era un astado rajado. Realizó una lidia adecuada y en sitio, sin perder los papeles y enseñando una madurez extraordinaria. Dejó una estocada bastante defectuosa que bastó y se retiró entre aplausos.

Tuvo mejor salida el segundo astado de la tarde, que fue fue bien aprovechando en lances por Eduardo; en quites lució Héctor muy artístico a la verónica y replicó Neyra con chicuelinas lo bastante ajustadas.

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Se inspiró el novillero logrando pases de muy buena calidad en su labor con la muleta, ante un astado que se dejó meter mano bien, mostrando bravura y su punto de calidad; Neyra estuvo muy metido en su labor, muy serio el trasteo. Lastima que matando no estuvo certero y terminó con el descabello. Aplausos al toro.

El tercero de la lidia, para Héctor, no le vendió nada fácil las embestidas, tuvo una actuación esforzada pues había que estar insistiendo al socio para extraer pases. Finalmente consiguió irse con buen sabor luego de cuajar una labor de mucha cabeza para conseguir correr la mano. Despacho de pinchazo y estocada.

En el cuarto de la tarde se fue Neyra al tercio del ruedo para cuajar una larga cambiada de hinojos y aunque un tanto apretada, no minimizó el gran valor conque ejecutó la suerte. El novillo puso a  todas de cabeza, a picadores y banderilleros, pues salía por todos lados y todos al mismo momento querían hacer los quites o pararlo, lo que fueron momentos de mucha contrariedad. El rompecabezas no estaba fácil, pero Neyra le puso máxima entrega y se fue de rodillas para cuajar sus primeros pases con la muleta, de mucha raza, metiéndose entre los pitones del animal sin importarle el percance; Eduardo derrochó ganas y dejó ver un sitio importante, terminando por encima de su socio con una sonrisa de oreja a oreja. Fue una pena que lo despachara mal, por lo que perdió los trofeos, pero no el reconocimiento de la gente.

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