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13, noviembre 2020 - 15:37

┃ José Luis Camarillo

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Este viernes, el pugilismo mexicano recibió una noticia dolorosa con el fallecimiento del mánager Lupe Serrano, forjador de boxeadores que se convirtieron en campeones del mundo, como Amado “Panterita” Ursúa e Israel “Magnífico” Vázquez, por citar a dos que se significaron por tener auténtica dinamita en los puños y llevar al público al máximo de la emoción, por el estilo que les inculcaba. El señor José Guadalupe Serrano Flores estaba por cumplir 98 años de edad, el próximo 16 de diciembre. Solía festejar su cumpleaños el 12 del mismo mes, Día de las Lupitas.

Su deceso ocurrió a las 8:23 horas, a causa un infarto, en su domicilio de la colonia San Pedro Iztacalco, en cuyo panteón será sepultado este sábado. Su esposa, doña Luz Morán Rodríguez, murió el 16 de enero de 1994.

El matrimonio Serrano Morán procreó ocho hijos: Lalo, Rosalinda, Lupita, Jorge, Paty, Ricardo, Mary y Javier, en ese orden de edades.

Mauricio Sulaimán Saldívar, presidente del Consejo Mundial de Boxeo, manifestó: “Nos da profunda tristeza saber de la partida de Don Lupe Serrano, un gran mánager de la época de oro del boxeo mexicano”.

El trabajo de don Lupe en el gimnasio y en la esquina de los combatientes trascendió internacionalmente. Muestra de ello es que le trajeron al puertorriqueño Wilfredo Benítez, que se convertiría en el monarca mundial más joven de la historia y en triple soberano del planeta, y al astro venezolano Betulio González, cuando ya era monarca universal, para que abrevaran de sus vastos conocimientos.

Ricardo “Pajarito” Moreno, un fenómeno de popularidad por su instinto noqueador y gran colorido, se cuenta entre los peleadores que estuvieron bajo sus enseñanzas.

El señor José Guadalupe Serrano nació el 16 de diciembre de 1922 en San Martín Xaltocan, Tlaxcala, y fue el segundo de cinco hijos de padres dedicados a labores en el campo y al comercio. Su llegada a la ciudad de México se produjo cuando tenía 18 años de edad y había sido pugilista aficionado en su estado natal.

El ídolo Pedro Infante fue uno de sus alumnos, aunque en su caso, don Lupe iba a entrenarlo a su casa en Cuajimalpa, a un costado de la carretera federal de la Ciudad de México a Toluca.

A Pedro Infante lo conoció a través de otro gran manejador, como lo fue don Lupe Sánchez, y del campeón nacional de peso medio Nicolás “Chintololo” Morán, quien era compadre del cantante inmortal.

Asimismo, llevó buena relación con otro inolvidable intérprete como lo fue Javier Solís, ya que este hombre de voz excelsa era admirador de Mauro Vázquez, uno de los dirigidos de don Lupe de más renombre y quien fuera carismático campeón nacional.

El año 1953 marcó la vida de don Lupe, ya que en ese calendario se independizó de Guadalupe Sánchez Mejía (que posteriormente fuese maestro de Pipino Cuevas y Humberto “Chiquita” González) y emprendió una venturosa carrera en solitario, gracias al apoyo de su colega Manuel “Míster” Moreno, el prestigioso fabricante de equipo de gimnasio.

Al correr del tiempo, el señor Serrano se hizo acompañar por sus hijos Lalo, Ricardo, Jorge y Javier, como entrenadores.

Un “campeón mundial sin corona” de su equipo fue Valentín “Duende” Martínez, quien en 1975 fue a Italia a disputar al vacante cetro minimosca del WBC contra Franco Udella. Martínez noqueó a Udella con un gancho al hígado, pero lo descalificaron al argumentar “un faul a los riñones”.

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Con el deceso del señor señor José Guadalupe Serrano Flores termina una era de grandes mánagers de nuestro boxeo, que integró junto a Arturo “Cuyo” Hernández, Pepe Hernández, Rodolfo “Negro” Pérez, Lupe Sánchez, Manuel Moreno, Jerónimo Eleuterio “Coneja” López, Chucho Cuate, Antonio Chapela, Pepe Arana y Gerardo “Pinocho” Gutiérrez, por mencionar a los más conocidos.

Descanse en paz, don Lupe Serrano.