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Mira

12, diciembre 2020 - 19:59

┃ Jesse Villalpando

estadio-leon

FOTOS: ERIK ESTRELLA

En la ciudad donde la vida no vale nada, La Fiera lo vale todo, absolutamente todo.

Quizás no es el mismo ambiente tan pasional que se pudo vivir en aquella final de ascenso o en el primer campeonato contra las Águilas del América, sin embargo, los colores verde y blanco de a poco empezaron a tapizar la capital mundial del calzado.

Por las principales arterias viales ya se pueden observar los autos que transitan con las banderas esmeraldas, incluso hasta uno que otro no rehúye a mostrar también su admiración por los Pumas. Es un hecho que conforme vayan pasando las horas y el silbatazo inicial se acerque, León se volverá un hervidero.

La pandemia quizás ha enfriado un poco los ánimos, pero ya más cerca del inmueble dos veces mundialistas se respira a plenitud la gran final. Los aficionados panzas verdes tuvieron su punto de reunión en “La Guarida”, la tienda oficial del club que se ubica justo a un costado del acceso a la tribuna de Sol Puerta 5, el corazón del Estadio Nou Camp.

Las playeras han volado, la tradicional verde es la más buscada, también la de gala en tono negro llama poderosamente la atención, como ese león gigante que da la bienvenida a la tienda. A donde quiera que se voltee, ahí está el escudo, los colores y todo lo que tenga que ver con uno de los clubes con mayor tradición en todo el balompié azteca.

Del estadio, de su tienda, la pasión se traslada al principal monumento de la ciudad, el gran Arco de la Calzada, el cual por cierto ya luce con unas vallas que serán colocadas en caso de que los esmeraldas sean campeones y se tenga desplegar un operativo para resguardar los festejos, sin embargo, la invitación de las autoridades municipales, estatales e incluso del Club León es que se traten de evitar las aglomeraciones, esto en el entendido que el asunto del Covid-19 sigue pegando fuerte.

Así pues, León esta listo, su gente está lista, el Nou Camp luce tranquilo, con poco movimiento, aunque en su intimidad, entre esas cuatro paredes y si ese escenario que lo ha visto casi todo pudiera hablar, seguramente le pediría a Nacho Ambriz y a su equipo que este domingo se conquiste la octava estrella en la historia, esa que el futbol, el destino y los Tigres, les arrebataron el año pasado. Sólo resta que la pelota se ponga a rodar.

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