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Mira

13, febrero 2021 - 7:59

┃ Marysol Fragoso

Caballos

FOTOS: MARTÍN MONTIEL

En las faldas del Cerro de la Estrella de la Alcaldía Iztapalapa, cada mañana se distingue la figura de un joven jinete montando un caballo de gran alzada mientras esquiva el intenso tráfico. Se trata de Carlos Domínguez Rubio quien literalmente “lidia” entre microbuses, camiones que cargan con pesados materiales para la construcción o tanques de gas, bicitaxis que transportan botes de tamales o garrafones de agua, autos particulares y peatones; si bien su estampa llama la atención, no por ello le ceden el paso, al contrario, tiene que echarle valor para poder llevar al corcel a ejercitarse y practicar la doma en una zona más alta. Esa actividad la repite varias veces cada día a lo largo de la semana.

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Muy pocos saben que este hombre es picador de toros y que los caballos de conduce forman parte de la Cuadra del Gordo de Ixtapalapa que se emplea en la Monumental Plaza México; mucho menos que esa rutina es parte del cuidado que deben recibir los animales y que él es la tercera generación de hombres que se hace cargo de esta valiosa labor para la lidia en la capital. Es el eslabón más reciente de una familia marcada por su amor a la fiesta brava, a los caballos y todo un ejemplo de superación personal.

Aún se encuentra latente el 75 aniversario de La México y esta familia es parte de esa historia, toda vez que el abuelo, don Federico Domínguez Rodríguez “El Gordo de Ixtapalapa” picador de profesión, fue el encargado de la cuadra de caballos de pica del máximo coso del país, desde su inauguración en el lejano 1946, cuando ésta pertenecía al picador y ganadero “Conejo”. Vendría luego el tiempo en los ruedos para el hijo de este varilarguero, Carlos Domínguez Márquez quien abrazó la misma profesión y le heredó el mote, quien, al cabo de los años, fundó una cuadra, ya de su propiedad. Aunque hubo un tiempo que la cuadra en la capital estuvo a cargo de Jorge Contreras “Zacatecas”, desde hace un lustro que volvió a manos del “El Gordo de Ixtapalapa”.

Continuó el devenir de la vida… cuando su hijo Carlos Domínguez Rubio tenía tres años, le regaló un pony. Eso marcó el rumbo de su vida, pues el chaval decidió seguirle los pasos. Empezó a acompañarlo al patio de caballos de la monumental capitalina, pues quería ser picador de toros. Carlos hijo relató que más adelante empezó a entrenar a una escuela de subalternos de a pie y de a caballo que montó otro gran picador: Beny González Carmona y se integró a una cuadrilla de niños toreros. Al mismo tiempo siguió estudios académicos y en la actualidad se encuentra a punto de titularse como Médico Veterinario Zootecnista, lo cual lo llevó desde hace años a hacer sus pinitos en la cuadra de su familia, de la que ahora se ocupa con la dirección de su padre y el apoyo de su hermana Luz Domínguez, quien también estudia veterinaria.

“El primer toro con el que tuve la oportunidad de ayudar en la curación cuando fue indultado en la Plaza México, es Copo de Nieve, de Reyes Huerta, en febrero de hace tres años”, comentó con emoción Carlos Domínguez quien afirmó que con el incremento en el volumen del toro que ahora exige el público y con una eventual modificación en las puyas y banderillas (en etapa de prueba) ya están preparando caballos de mayor alzada, volumen y fuerza para estar listos para cuando se genere el cambio, relató entre el canto de los gallos de pelea y el movimiento frecuente de diez de perros que se distinguen con los muy taurinos nombres como Puya, Chicuelina, Fermín, Capote, etc.

Pero no todo es miel sobre hojuelas pues a un año de inactividad en la plazas de toros debido a la pandemia del Covid-19, han tenido que echar manos de sus ahorros para alimentar, vacunar y desparasitar a la docena de caballos que tienen: “Económicamente nos ayudamos un poco con los festejos que se están haciendo a puerta cerrada en las ganaderías, pero por ahora nuestro futuro es muy incierto, aunque seguimos trabajado como si mañana fueran a reactivarse las corridas, pues no se debe perder la ilusión”, señaló.

Los jóvenes Domínguez Rubio fundaron hace un año y medio el perfil de Facebook: Cuadra De Caballos El Gordo de Ixtapalapa, donde difunden la medicina de equinos que se emplean en eventos deportivos de alto impacto y aclaran dudas de los aficionados o de aquellos que piensan que a este tipo de caballos usados para ejecutar el tercio de varas no se les trata bien ni se les cuida profesionalmente.

“Son animales que con nosotros reciben una segunda oportunidad, pues pasaron por alguna otra actividad donde los desecharon y tenían la idea de sacrificarlos, pero acá son útiles y muy apreciados”, dijo Carlos padre, en el interior de una casa repleta de fotos en acción de todos los picadores de la familia, desde unas en blanco y negro, en una plaza de trancas del siglo pasado en San Pedro Xalostoc, Edomex, donde el abuelo realizaba las suertes, con un caballo de peto muy corto, mismas que están colocadas al lado del poster de Pedro Infante que imprimió ESTO hace muchos años; hasta las actuales. Todas, entremezcladas con imágenes de santos y vírgenes: “Cada año, voy caminando a la iglesia del Señor de Chalma, pues con tantas bendiciones que Dios le ha dado a esta familia… ¿Cómo no ser un hombre de fe?, finalizó el actual patriarca de la familia Domínguez.

La cuadra actual de caballos de pica de la Monumental Plaza México cuenta con 12 ejemplares, a razón de diez que son cruza con cuarto de milla, para empleo de los picadores, así como dos percherones para arrastre. Las antiguas mulillas que cumplían la función que ahora hacen los percherones, casi ningún coso las solicita. Los caballos que tiene esta cuadra son: El Güero y Sonia, que son los que mejor juego les dan. Además de Mariana, Titán, Dólar, Zucarito, Chenel, Salajalim, Gustavo, Merry, Fiona y Chemita.

Para la familia Domínguez, el caballo llamado Cayetano, fue muy importante en su vida y nunca lo olvidarán, murió el 12 de diciembre de 2019, cuando estaba a punto de iniciar el paseíllo de la Corrida Guadalupana. Así esta cuadra cosechó palmas y éxitos, también ha soportado los sinsabores al haber perdido algún caballo mientras se desempeñaba en el ruedo.

ASÍ SE EMPETA UN CABALLO DE PICA

En aproximadamente 20 minutos un corcel debe quedar “vestido” para que sea montado por el picador que lo usará en el ruedo a lo largo de un festejo taurino.

1.- Vendaje y colocación de protecciones en la caña (parte de la pata que va de la rodilla al tobillo). Sirve para proteger al caballo de alguna torcedura o de algún golpe contra el estribo de la barrera.

2.- Última revisión de las herraduras completas que libera la presión de la zona y hace la función de un zapato ortopédico que impide las lesiones en el talón de Aquiles.

3.- Colocación de carona o suadero, que se ponen en el lomo del caballo, con una leve inclinación, pero a acomodar la montura.

4.- Montar y ajustar la pechera y el calzón. Están elaboradas con material llamado kevlar, más resistente que el acero y muy ligero.

5.- Colocación de la montura o silla de montar.

6.- Acoplamiento de los estribos (donde el picador mete los pies), para la Plaza México, el estribo derecho estar forrado con piel o algún material blando que evite que el toro se lastime los pitones.

7.- Poner y ajustar las bridas.

8.- Cubrir los ojos del caballo con material suave como paño.

9.- Proteger los oídos del caballo con material suave.

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