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Mira

27, abril 2021 - 9:22

┃ AFP

Tokio-2020

Hiroshi HIYAMA | AFP

Foto: KIM KYUNG-HOON | AFP

Antes de la pandemia, la localidad rural de Okuizumo, en el oeste de Japón, se regocijaba con la perspectiva de hospedar al equipo indio de hockey sobre hierba para los Juegos Olímpicos de Tokio. Pero la crisis sanitaria ha obligado al municipio a cancelarlo todo.

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¿Continuar pese a todo o renunciar? Otro centenar de localidades japonesas asociadas a los JO previstos este verano (del 23 de julio al 8 de agosto) se enfrenta a esta difícil decisión ante la continua crisis sanitaria: algunas se retiran, como Okuizumo, mientras que otras esbozan compromisos para tratar de guardar las apariencias.

Okuizumo había invertido el equivalente a más de cuatro millones de euros, una enorme cantidad para este municipio de apenas 12.000 habitantes, en la renovación de sus instalaciones deportivas en previsión de sus invitados indios.

Pero la localidad tiró la toalla ante el quebradero de cabeza que supone acogerlos en un contexto sanitario todavía crítico: habría sido necesario crear una “burbuja” para los deportistas, con test regulares y un equipo médico disponible en todo momento.

“Queríamos que uno de los mejores equipos del mundo visitara nuestra localidad y mostrara sus habilidades a nuestros niños”, pero eso parece haberse vuelto “imposible”, explica a la AFP Katsumi Nagase, un funcionario municipal.

La tradición de que las sedes olímpicas acojan a deportistas de todo el mundo es una dimensión importante de la cultura olímpica. Pero durante los ‘Juegos de la pandemia’, es probable que los intercambios culturales se reduzcan drásticamente.

Más de 500 municipios nipones se habían ofrecido para recibir a las 206 delegaciones olímpicas de países o territorios.

Ahora, estas localidades tendrán que velar por que se respeten las normas de distancia física entre los habitantes y los deportistas. Esto significa que las visitas escolares y los entrenamientos abiertos al público ya no son posibles.

En el norte de Japón, la ciudad de Kurihara también renunció a acoger al equipo sudafricano de hockey sobre hierba, al pensar que ya no valía la pena.

“Si esto se convierte meramente en un centro de entrenamiento de deportistas, sin contacto con los habitantes, éstos no van a poder aprovecharlo”, razona Hidenori Sasaki, un responsable municipal encargado de la educación a nivel local.

En algunos casos han sido los propios equipos olímpicos quienes han anulado sus reservas previstas en Japón, por los riesgos sanitarios.

El conjunto australiano de natación renunció a entrenarse en Nagaoka, en el departamento de Niigata (norte). El equipo canadiense de tenis de mesa hizo lo mismo con Okaya, en el departamento de Nagano (centro).

Para mostrar su apoyo pese a todo, Okaya tiene previsto colgar carteles de los deportistas que la ciudad habría hospedado. “Dada la situación, tenemos que adaptarnos”, resume Tomoko Hirose, funcionario municipal.

Pero hay otras localidades que mantienen sus compromisos. La ciudad de Tsuruoka, en el norte del país, cuenta con recibir a varias decenas de deportistas olímpicos y paralímpicos de Alemania y Moldavia.

Tsuruoka mantiene relación desde hace años con Moldavia, explica a la AFP Takayuki Ito, un responsable de los servicios locales de educación.

“Lo que nos importa es seguir con nuestros intercambios”, señala, citando por ejemplo los recientes torneos de tiro con arco organizados ‘online’ entre la ciudad y los amigos moldavos.

“Hay cosas que podemos hacer sin gastar mucho dinero”, asegura Ito.

Pero una vez en el terreno, los huéspedes olímpicos de Tsuruoka tendrán que evitar el contactos con los lugareños: sus salidas quedarán limitadas a sus zonas de entrenamiento.

En el departamento de Tottori (oeste), la ciudad de Yonago espera también a varias decenas de nadadores, gimnastas olímpicos y remeros paralímpicos jamaicanos.

Yonago cultiva relaciones con Jamaica desde 2015 y entiende que su deber es mantener su papel de sede olímpica para reforzar estos vínculos, según Kyohei Takahashi, un encargado local de la promoción del deporte.

En su hotel, los deportistas jamaicanos dispondrán de una planta reservada y usarán un ascensor del personal, para evitar el hall de entrada.

También se les pedirá que se sometan regularmente a test de detección del covid-19 y a que empleen rutas predefinidas para acudir a sus lugares de entrenamiento.

“Lo planeamos con antelación. Esta vez no podremos tener contacto con los deportistas. Pero el legado permanecerá”, espera Takahashi.

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