Ruben Beristáin

Foto: José Luis Melgarejo | Mexsport

La Concacaf es un desastre y todo un caos, tanto a nivel organización, logística, arbitraje y hasta en nivel de juego. Acontecimientos que parecen ser impensables en otras confederaciones del mundo, en la de Norteamérica, Centroamérica y el Caribe, a la cual pertenece México, siempre es posible por más irreal que parezca.

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En los últimas semanas se han suscitado varios sucesos que han puesto en duda la capacidad y la credibilidad de una de las zonas más polémicas a lo largo de la historia.

La edición 2021 de la Concachampions no ha dejado una buena imagen, debido a varios factores que evidencian la lejanía del área respecto a la élite mundial.

VAR INSERVIBLE Y ARBITRAJE DEFICIENTE

Hasta hace un par de días, el VAR no existía en la Concacaf. Como auténtica novedad, recibió el aval de la FIFA para poder utilizar el videoarbitraje en sus torneos y los primeros juegos que tuvieron esta herramienta arbitral fue en la actual instancia de Cuartos de Final de la Concachampions, sin embargo, no fue utilizado de la mejor forma, sobre todo, en el partido entre Portland y América en el Providence Park.

El guatemalteco Mario Escobar exhibió las carencias del arbitraje de la zona y hasta la falta de práctica para utilizarla cuando más se requiere. En la última jugada del partido, Bruno Valdez fue derribado, en la caída cometió una mano involuntaria y de rebote, que no debió marcarse como tal según varios expertos en el tema. El VAR no fue utilizado y la decisión errónea permitió que el equipo de la MLS lograra el empate de último minuto. Por si fuera poco, en el transcurso del juego, el silbante no interpretó de buena forma, por lo que las críticas no se hicieron esperar.

JUEGO “CAVERNÍCOLA” Y SIN CONSECUENCIAS

Así fue calificado el nivel de juego de la confederación después de lo que se vio en el estadio Azteca, en el encuentro entre el Olimpia de Honduras y América, donde varios jugadores azulcremas terminaron con lesiones importantes.

Chucho López sufrió una fractura de peroné que sólo fue castigada con tarjeta amarilla a Justin Arboleda. Las Águilas actuaron y pidieron inhabilitar al futbolista, lo cual fue rechazado por la Concacaf por absurdas justificaciones.

“Todos queremos que el deporte se juegue de la manera más limpia posible, en las mejores condiciones posibles, y esa igualdad es para bien, es para que elevemos el nivel de la competición. No son molestias, son realidades“, expresó Solari al saber dicha situación.

Por si fuera poco, Nicolás Benedetti, Sebastián Córdova y Santiago Naveda también salieron lastimados del ríspido juego que hizo el cuadro hondureño en el Coloso de Santa Úrsula.

PROBLEMAS ECONÓMICOS Y DESERTORES

En octavos de final de la Concachampions, Cruz Azul estuvo a punto de ganar sobre la mesa debido a que el Arcahie, club modesto y semiprofesional de Haití, no pudo pagar el viaje rumbo a la Ciudad de México para disputar el encuentro de vuelta. La Concacaf tuvo que entrar al rescate, le prestó varios millones y se hizo cargo del vuelo para que el club pudiera disputar su respectivo duelo, que terminó perdiendo 8-0 ante la Máquina.

La plantilla del Caribe regresó a su país, pero lo hizo con tres jugadores menos. Jhonny Pierre Paul, Camy Marcelin y Wilmane Exumé escaparon de la concentración y se supo que se quedaron en México para mejorar su estilo de vida.

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SÓLO EN CONCACAF

Como en el llano, así ocurrió en el debut de Haití en el Preolímpico cuando se presentó con sólo diez jugadores al duelo ante Honduras, donde tuvieron que improvisar hasta al portero.

La razón fue que los resultados de sus pruebas PCR, de Covid-19, no estuvieron a tiempo y tuvieron que jugar los únicos futbolistas disponibles y con el resultado negativo.

Fueron 23 minutos para la anécdota y como un suceso vergonzoso que sólo pasa en Concacaf.

Los problemas para dicho país en la Perla Tapatía no fueron nuevos, ya que Christopher Attys, jugador del Inter de Milán se negó a la convocatoria, y un portero tuvo problemas de documentación.

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