El gol de Aquivaldo Mosquera que festejo Miguel Calero contra Chivas

Por Miguel Ángel Mujíca

Por Omar Martínez | Mexsport

Los juegos de eliminación directa entre Pachuca y Chivas suelen tener recuerdos increíbles. Ambos cuadros, con más de 100 años de historia, tienen sus grandes tardes entre uno y otro.

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Sin duda, una de las páginas más doradas de los Tuzos ante los tapatíos llegó en el Clausura 2006. Aquella época, cuando Sebastián Abreu dominaba la lista de goleadores con la playera de Dorados de Sinaloa, resaltó por entregar una de las finales más criticadas por el nulo espectáculo, que, a la postre, terminaría por ganar Pachuca.

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La crítica de aquel tiempo, calificó como la final adelantada la semifinal entre los hidalguenses y el Guadalajara. No sólo por la calidad de ambos equipos y los grandes momentos que se vivieron, tanto en el Jalisco como en el Hidalgo, sino por la difícil situación que vivió la escuadra dirigida en aquel entonces por José Manuel de la Torre.

En el Coloso de la Calzada Independencia, Chivas mostró el corazón que le alcanzó para eliminar a Jaguares de Chiapas en 50 minutos. Justo para que un canterano que prometió siempre y nunca explotó, José Antonio Patlán, se levantara en el punto penalti para vencer a Calero y adelantar al Rebaño en la serie. Al Guadalajara se le acabó el gas y dos minutos después se vio empatado con un Richard Núñez que comandaba la ofensiva blanquiazul. Cerca del final, el Pirata Castro erró y marcó en su propia puerta para dejar encaminada la serie rumbo a la vuelta en la capital hidalguense.

La vuelta en Pachuca, el 14 de mayo del 2006, parecía escribir una nueva página dorada en la historia del Rebaño Sagrado. Chivas lo ganaba gracias a Omar Esparza. Núñez volvió a aparecer para los Tuzos y fue ahí donde la magia del Bofo Bautista impulsó a lo suyos.

Adolfo se echó el equipo a la espalda. Un penalti le dio la igualada en el global y la motivación necesaria, luego de perder a su madre unos días antes, para continuar. Bautista, con el 100 en la espalda, aprovechó un error de Fausto Pinto, se habilitó en el área y con un sutil toque, venció por segunda ocasión a Calero.

Las lágrimas inundaron las gradas del Hidalgo. El líder de la competencia se iba a manos del equipo más popular del país. Chivas defendió con todo. Luis Michel y su defensa se hicieron fuertes ante el respaldo de su gente, que pobló la cabecera del estadio en la Bella Airosa.

Una falta irresponsable y de poca relevancia abriría ese cerrojo rojiblanco que Chepo plantó. El Eterno Caballero tomó el esférico y lo colocó mientras Miguel Calero recorría el medio sector. El Cóndor se metió como un delantero más al área. Junto a Reynoso y compañía, Michel se vio más nervioso de lo normal. El grito del meta tapatío se escuchó pese a que el sonido local decía “sí se puede, sí se puede” y contagiaba a los hinchas con el escudo tuzo en el corazón.

Caballero leyó la jugada, vio que Juan Carlos Cacho y Aquivaldo Mosquera se llevaban toda la marca tapatía. Levantó un centro perfecto, como con la mano. La pelota voló en la Bella Airosa con dirección al punto penalti. Calero saltó y jugó con la óptica. La pelota besó la red y el colombiano corrió hacia la banca como si él hubiese marcado la diana del triunfo, pero el verdadero héroe estaba en el césped llorando por la clasificación hidalguense a la final. Mosquera fue el que ganó el brinco y logró contactar el esférico. El central remató y cruzó su cabezazo ante un estoico Michel. La mirada de desesperación del portero del popular equipo tapatío no fue suficiente para sacar el balón, que besó la red junto con la explosión del estadio hidalguense. ¡Gol del Pachuca!

Esa tarde se definió al campeón, San Luis sería el último rival para un equipo que dominó desde el inicio y hasta el final el campeonato. La cuarta estrella se bordó en el escudo hidalguense, pero sin duda, el gol de Aquivaldo, que festejó Calero, ante Chivas fue prácticamente la coronación.

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