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Mira

15, mayo 2021 - 19:31

┃ Rubén Beristáin

Afición

Por Rubén Beristáin

Fotos: Ramón Romero

La espera terminó. La pandemia de Covid-19 lo impidió por 434 extenuantes y largos días, pero ayer finalmente, la afición de Cruz Azul pudo asistir al Coloso de Santa Úrsula, en el partido de vuelta de los cuartos de final del Guard1anes 2021.

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La vieja normalidad volvió, en menor número, pero lo hizo. Los escenarios que eran habituales antes del coronavirus se pudieron ver nuevamente en la capital. Todo con un 25% de aforo permitido, pero fue un gran paso en ese retorno a las actividades cotidianas y que se veían semana a semana en el Estadio Azteca.

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Una probable posibilidad de lluvia poco importó. El duelo daría inicio a las ocho de la noche con cinco minutos, pero los aficionados llegaron desde muy temprano para evitar cualquier tipo de aglomeración y contratiempos. El reloj marcaba las 4:30 en punto y ya se escuchaban cánticos en las inmediaciones del recinto deportivo. “Yo soy celeste, es un sentimiento, que no morirá“, se pudo percibir con algunos integrantes del grupo de animación con una manta llamativa con la leyenda “Auténticos Celestes“.

Desde las cinco de la tarde, los accesos de Tlalpan e Insurgentes fueron abiertos y los aficionados fueron ingresando poco a poco, con todas las medidas sanitarias que estableció la Liga MX. Cubrebocas bien puesto con el escudo de su equipo, otros con careta, con una temperatura menor a 37.5 grados y, sobre todo, con una gran emoción fue como tuvieron acceso.

Justo en ese momento de entrada, un altavoz daba todas las indicaciones al pie de la letra para toros los asistentes. Unos ponían atención, otras no tanto. “Hacer uso de cubrebocas en todo momento, te pedimos mantener una distancia de dos metros con los aficionados durante todo el evento, respetar las indicaciones de no fumar, caminar por las zonas marcadas, usar las estaciones de gel antibacterial, evitar estar en los pasillos, túneles y escaleras. En el Estadio Azteca juntos nos cuidamos”, así cumplió el recinto dos veces mundialista para salvaguardar la salud de los suyos.

La explanada de Tlalpan lució movimiento, como hace mucho no se veía. Los puestos de comida, la vendimia de playeras, chamarras y demás souvenirs, además de la emoción de los presentes vestidos de azul y alguno que otro de rojo, pusieron un ambiente distinto al de meses y meses donde predominó el silencio y la soledad. Eso ayer culminó.

La seguridad también volvió. Durante el evento se desplegarán 662 policías de la SSC, apoyados por 42 vehículos, cuatro motocicletas, una ambulancia y una aeronave del agrupamiento Cóndores. Ellos revisaron todo, desde que no existiera reventa de boletos, hasta la venta de bebidas alcohólicas y las famosas barras que llegaron cerca de las seis de la tarde a poner un poco de fiesta, justo cuando el camión con los jugadores ingresó por la puerta tres, la misma de siempre. Los gritos, las banderas, mantas y las bombas de humo en color azul fue como animaron a su equipo. “Vamos por la remontada”, corearon.

Confianza y optimismo se respiró por todos los alrededores. Los aficionados de Cruz Azul creyeron en el pase a semifinales. Eso fue lo que demostraron con su fiel aliento.

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