Por: Rubén Beristáin

Foto: Jorge Martínez | Mexsport

Tigres es un espectáculo en la Liga MX Femenil. No importa el rival, ni la instancia, las felinas son una auténtica aplanadora. Hoy no fue la excepción y masacraron con facilidad a las Rayadas en una edición más del Clásico Regio. El marcador culminó 4-1, 6-3 global, pero bien pudieron ser más. Monterrey no fue rival.

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Ahora las amazonas vivirán una final más, van por su cuarta estrella y el bicampeonato.

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Tigres, fiel a su costumbre y con todo a su favor, fue amplio dominador en su cancha. Fácil y muy rápido, así fue el primer rugido del conjunto local. Stephany Mayor demostró su gran potencia física y que se ha convertido en el motor de estos Tigres. La delantera aprovechó una peinada de María Sánchez, tomó la redonda y aunque la defensora Mariana Cadena le quiso estorbar lo más que pudo, no fue suficiente. La seleccionada nacional definió de lujo ante la tardía salida de la portera rayada.

Con la ventaja, las amazonas no se replegaron, mucho menos dejaron de insistir. Monterrey no reaccionó ni por equivocación. La visita se mostró desordenada, desesperada y hasta nerviosa, eso fue aprovechado por las líderes del torneo.

El segundo zarpazo no tardó. Belén Cruz mostró la magia que tiene en los pies. Con una recepción magistral se deshizo de su marca y con un tiro bombeado venció a Claudia Lozoya con demasiada facilidad. ¡Señora anotación!

Las Rayadas no se enteraron que estaba en juego su pase a la siguiente ronda, al menos eso demostraron. No hilaban pases, su posesión era nula, sin embargo, una desatención de las de San Nicolás, le puso emoción al juego.

No pudo ser otra. Diana Evangelista dio la cara por La Pandilla. Desiree Monsiváis la habilitó, ella recortó y la puso en el fondo con mucha categoría. El descuento, tal vez inmerecido por el trámite de las acciones, fue una realidad.

El tiempo restante fue más de lo mismo. Tigres construyó, mostró idea, mientras que las Rayadas apostaron por un error del rival, con más esfuerzo que trabajo táctico.

El complemento no cambió. Las jugadoras de Monterrey se vieron desesperadas y otra vez, en los albores, recibieron el tercer tanto y un golpe anímico brutal. Una jugada de las que se practican en la semana dio resultados. La defensa albiazul no salió a tiempo, no supo ni por dónde y Nancy Antonio clavó uno más.

La masacre siguió. El cuarto llegó desde un saque de banda, la defensa visitante fue un desastre y Lizbeth Ovalle aprovechó el regalo.

Tigres estará en otra final más. Con la motivación a tope por eliminar a su archirrival buscará su cuarta estrella ante un equipo tapatío.

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