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Mira

3, junio 2021 - 8:00

┃ José Ángel Rueda

BRISEIDA ACOSTA

JOSÉ ÁNGEL RUEDA 

FOTO: LUIS GARCÍA OLIVO  

La alegría que proyecta el gesto de Briseida Acosta es de quien ha cumplido un sueño, o al menos está muy cerca de cumplirlo. Es lo que tienen algunos objetivos, que no son estáticos, sino que se ajustan, mientras más se avanza más se quiere. Después 12 años y cientos de batallas en los tatamis, la taekwondoína disputará en Tokio sus primeros Juegos Olímpicos. “Ha sido un camino largo”, dice Briseida, con su tono sinaloense. “Yo en un principio quería ganar una medalla de bronce nacional. A mí no me importaba otra cosa, con llegar a semifinales iba a ser feliz, pero sin ser consciente me iba poniendo objetivos. Decía bueno, ya gané bronce, ahora voy por la plata, luego sabía que ya no podía ir para atrás, era de plata para arriba, así que fui por el oro. Así fue hasta que tuve 15 ó 16 años, ahí fue cuando dije: Bris, vamos por lo grande, vamos por unos Juegos Olímpicos y lo que toque para poder llegar ahí”, cuenta en entrevista con el ESTO, segura de que el paso que sigue es pelear por la medalla de oro.

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Sus 27 años son una mezcla donde la madurez y la experiencia primera, por más que parezcan dos polos distantes, no se contradicen. Es decir, más allá de que estará por primera vez en unos Juegos Olímpicos, tiene perfectamente dominadas sus emociones. La atleta de Navolato, Sinaloa es capaz de imaginar el momento cúspide en las tierras japonesas, pero también, algo en su consciencia le dice que en el camino hay otras cosas igual de importantes. “Conseguir la medalla y el escuchar mi himno es el objetivo principal, pero estoy consciente, ya con tantos años de experiencia, que para cumplir ese objetivo debe haber ese mismo día otros objetivos más pequeños”, cuenta. “El principal sería fluir en el momento del combate, estar totalmente concentrada porque cuando te sientes rápida y fuerte y además ejecutas, es cuando se dan los resultados. Yo trabajo para darle una alegría a México, y eso es lo que está siempre grabado en mi mente”.

La historia de Briseida se compone de una larga espera. En la categoría de los +67 kilogramos le ha tocado competir en reiteradas ocasiones contra la triple medallista olímpica María del Rosario Espinoza. Las batallas entre ambas son vistas bajo el enfoque de un cambio generacional. De cara a Río 2016, Briseida se sentía capacitada para tomar ese relevo, había ganado la plata en el Mundial del 2013 y el oro en los Juegos Centroamericanos y del Caribe, en Veracruz 2014, sin embargo, quedó fuera de los Juegos. En cierta medida, el golpe que supuso no clasificar fue determinante en su carrera. “Ahí quedó como una yaga que me dijo Bris, tenemos que conseguir lo que sigue”, pensó. 

Y lo que seguía no era otra cosa más que el boleto a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, aplazados al verano del 2021 debido a la pandemia. Briseida Acosta llegó al combate definitivo ante María del Rosario Espinoza con el oro Panamericano como bandera, sin embargo, acaso eran las ganas y la sensación de no dejar pasar la oportunidad sus mejores argumentos. En un duelo marcado por el dramatismo, donde la ventaja alternaba al ritmo vertiginoso del reloj y sólo el punto de oro pudo definir la contienda, Briseida resultó ganadora.

“Estoy consciente de lo que María del Rosario representa. Honor a quien honor merece, pero llegar a unos Juegos Olímpicos era un objetivo de mi carrera, todo es por ciclos y creo que es mi ciclo, yo venía dando tan buenos resultados y tuve una preparación tan buena que me daba las expectativas de decir Bris, lo vamos a lograr, Bris, confía en todo el trabajo que has estado haciendo y concéntrate, porque al fin y al cabo nuestro deporte se define en tres rounds de dos minutos, y si bien nos va, uno más, y sanseacabó, adiós, tantos años de práctica y todo se queda ahí” , dijo, emocionada. “Sabía que el trabajo que teníamos era muy bueno, me tenía con mucha calma tener al coach Moreno en mi silla, y creo que se vio reflejado el trabajo. Para la calidad que tiene María sabíamos que el combate se podía dar de cualquier manera, y que teníamos que estar bien concentrados hasta el final”.

Briseida acostumbra a hablar consigo misma antes y durante el combate. En esas pláticas internas está la clave de su éxito, como si alguien en su interior le marcara el camino. “Las emociones se vienen antes del combate, es como un nerviosismo, pensar en lo que pasará. Luego te concentras, y sabes que estás ahí, buscas cumplir un objetivo. Tengo que hablar mucho conmigo misma, todo el tiempo, tengo que estar retroalimentándome, pero al momento del combate la realidad es que me dejo fluir, es estar bien atenta al momento de pelear. Lo que más pienso es en cubrir, que no me peguen, levantar la rodilla, esto y lo otro, viene, viene. En eso es en lo que pienso, más que otra cosa, porque mientras piensas ya te dieron dos o tres patadas”, cuenta, entre risas.

Ha sido todo un desafío

Cuando Briseida Acosta ganó la plaza de México para los Juegos Olímpicos de Tokio el mundo era otro. Era marzo del 2020 y aunque el Covid se expandía a un ritmo vertiginoso por los confines del planeta, parecía cuestión de tiempo para que la normalidad se restableciera. El taekwondo mexicano tenía el boleto asegurado en la categoría de los +67 kilogramos, pero había que ponerle un nombre. Briseida, que ya anticipaba el combate definitivo contra María del Rosario, tuvo que esperar 14 meses para finalmente ganar su lugar en los Juegos Olímpicos. El mundo estaba detenido, pero no los pensamientos.

“Fue desafiante, principalmente porque fue algo que destanteó a todo mundo. Tener un objetivo tan claro y tenerlo tan cerca y que de la nada se cierra el mundo, y a quién le echas la culpa, si no es culpa de nadie, está fuera de tus manos, de las manos de la gente que conoces, está fuera de todos, entonces el mantra de toda la pandemia era tomar un día a la vez, que ese día fuera un día bueno, eso era lo mejor que podíamos hacer porque al fin  y al cabo no sabíamos qué iba a pasar”.

La situación de Briseida acaso es un reflejo de lo que viven los atletas del mundo, que se preparan mientras cada mañana despiertan con una noticia nueva sobre lo que pasa en Japón. “Teníamos la esperanza de que Juegos Olímpicos siguiera fuerte. Yo siempre la he tenido, siempre creo, pero aún así, allá por agosto que salían noticias de que se podía cancelar y yo esperaba que no. Por eso pensaba Bris, un día a la vez, vamos a aprovechar este año para mejorar las cosas que tengamos que mejorar, todo lo que no habíamos podido pulir por tantas competencias, y fue bueno también, en una manera rara, tomarse un respiro de todo, porque a veces ni siquiera te das cuenta, por el nivel de estrés en el que estamos los deportistas”, cuenta.

A 50 días de la inauguración, la vida sigue sin estar del todo clara, pero los Juegos, con todo lo que representan, son un paso necesario en busca de una esperanza. “Me gustó mucho la idea de que los Juegos Olímpicos son la luz al final del túnel, creo que como sociedad necesitamos algo que nos diga que estamos volviendo a la normalidad, de una manera diferente, pero estamos volviendo después de un paro tan grande, de algo tan fuerte que fue para todos”, dice Briseida, decidida a lo que venga.

SUS MEDALLAS   

Plata Juegos Olímpicos de la Juventud Singapur 2010

Plata Mundial de Taekwondo Puebla 2013

Oro Juegos Centroamericanos Veracruz 2014

Oro Panamericano Querétaro 2016

Bronce Universiada Mundial Taipei 2017

Bronce Grand Prix Londres 2017

Plata Juegos Centroamericanos Barranquilla 2018

Oro Panamericano Costa Rica 2018

Oro President`s Cup Las Vegas 2018

Bronce Mundial de Taekwondo Manchester 2019

Oro Juegos Panamericanos Lima 2019

  

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