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6, junio 2021 - 8:00

┃ José Luis Camarillo

jordan

Por José Luis Camarillo

Fotos: Cortesía Hemeroteca y Biblioteca “Mario Vázquez Raña”

El gimnasio de los Baños Jordán llegó a convertirse en un templo del boxeo que resguardaba a las mejores figuras de la época, donde igual se daban cita los estelaristas de las veladas capitalinas, que las figuras de las distintas plazas de provincia.

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Rodolfo Chango Casanova, Luis Kid Azteca Villanueva, José Toluco López, Raúl Ratón Macías, José Huitlacoche Medel, Vicente Saldívar, Rubén Púas Olivares, Rafael Herrera, Chucho Castillo, Ricardo Arredondo, Carlos Zárate, Pipino Cuevas y Alfonso Zamora son sólo algunas de las grandes figuras que se daban cita en el gimnasio Jordán, sobre Arcos de Belem, a unos pasos de Salto del Agua, en el entonces Distrito Federal.

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El Jordán ha sido, sin duda, el gimnasio más famoso del boxeo nacional. Las estrellas que ahí se preparaban para sus combates provocaban llenos de aficionados deseosos de presenciar sus vistosas sesiones cotidianas de guanteo. En esas rutinas se llegaron a observar verdaderos “tiros”, porque los púgiles se ayudaban a boxear unos a otros.

Arturo Cuyo Hernández, el más grande mánager mexicano de todos los tiempos, tenía el mejor equipo de entrenadores, encabezado por Manuel Chilero Carrillo, Jorge Ugalde, el Traca Hernández y Tony Torres. Así, coronó invicto campeón mundial gallo a Rubén Púas Olivares y preparó la entronización como monarcas imbatidos de esa misma división al Cañas Zárate y al subcampeón olímpico Alfonso Zamora, aunque estos últimos salieron hacia sus conquistas desde el ring del gimnasio Atlas, en la colonia Guerrero. El Jordán ya había pasado a mejor vida.

 

LLENOS ASFIXIANTES

Era cosa común que los aficionados abarrotaran las instalaciones del gimnasio Jordán, ávidos de observar en acción a sus boxeadores favoritos. La gente que pagaba por entrar se subía a cualquier tarima o parte alta para no perder detalle de las que se convertían en intensas sesiones de sparring.

El Ratón Macías dejaba aficionados afuera. Una de esas ocasiones fue cuando venció a Nate Brooks, en la Plaza México, en aquel increíble lleno de más de 55 mil personas.

El periodista y ex boxeador amateur Ángel Peña evoca con marcado ánimo las jornadas en que él cruzaba guantes en el ring “con varios de los chavos nuevos”. Ángel llegó a pelear con Alfonso Zamora, en los Guantes de Oro.

Así, confirmó que el Cuyo Hernández tenía en exclusividad el segundo piso de la construcción sobre Arcos de Belem.

Otros renombrados manejadores de aquella época se repartían el anchuroso espacio de la planta baja. En el primer piso estaban las regaderas y los vestidores.

Ricardo Arredondo entrenaba abajo, con Ernesto Gallardo. Arredondo subía a boxear con el Púas Olivares y los fans gozaban viéndolos darse unas buenas madrizas. Era un gran ambiente en ese tiempo”, recordó Ángel Peña con tono festivo.

Un flash de memoria le trajo los nombres de Lupe Pintor, Alfredo Mongol Ortiz, Genaro Gaytán, Ray Vega, el Torito Mota y Enrique Peñaranda (boliviano). Don Víctor Cota agregó a los hermanos Roque y Cheto Fernández, ‘de bravura sin límites’.

 

DE PRIMER NIVEL

El Cuyo también entrenó al legendario Kid Azteca y a los ídolos Rodolfo Chango Casanova y José Toluco López en el mismo espacio cercano al Salto del Agua.

La duela del Jordán sirvió para el crecimiento de ese izquierdista legendario que era el tepiteño José Huitlacoche Medel y cobijó a campeones del mundo de aquellos días o venideros, como Romeo Lacandón Anaya, Erubey Chango Carmona, Pedro Flores, Rodolfo Martínez, Marcos Villasana, Gabriel Bernal y Amado Panterita Ursúa.

Asimismo, se forjaron los monarcas nacionales Edel Ojeda (ingeniero egresado del IPN), Luis Castillo, Nicolás Chintololo Morán, Tomás Conscripto López, Fernando Sotelo, José Jiménez y Enrique García, y también ahí se hizo profesional el campeón olímpico Antonio Roldán.

Ángel Peña detalló que en la planta baja estaban otros mánagers de fama internacional, como Lupe Sánchez, Lupe Serrano, Manuel Tío Canseco, Carlos Arenas, Chucho Cuate, Tony Rocha, Pepe Hernández, Adolfo Negro Pérez, Andrés Herrera, Juan Peláez, Ernesto Gallardo y Cristóbal Rosas.

A mediados de los años 70, el terreno en que se encontraba asentado cedió el paso a un moderno edificio. Los grandes mánagers que ahí trabajaban se desperdigaron por distintas salas de entrenamiento, de las que la mayoría desaparecería con el tiempo, algunos de gran prestigio.

Todos ellos, al igual que el Cuyo Hernández y Lázaro Ayala, se vieron obligados a acomodarse en otros gimnasios, como el Atlas de la colonia Guerrero, y los de los Baños Avenida y los Baños Margarita, éstos en la colonia Doctores, que se transformaron en un conjunto habitacional.

El Cuyo fabricaba guantes y equipo de boxeo de las marcas Casanova y Hernández. Tenía una tienda, junto al Jordán, misma con la que se mudó al gimnasio Atlas.

Los Avenida y Margarita, icónicos

 

En el gimnasio Avenida, que estaba en Niño Perdido, hoy Eje Central, derrocharon energías, verdaderas figuras (algunas arribaron desde el Jordán), como Memo Díez, José Ángel Mantequilla Nápoles, Ultiminio Ramos, los hermanos Ricardo, Roberto y René Arredondo, Octavio Famoso Gómez y Tarcisio Famosito Gómez, y el Didí Muciño.

En ese centro boxístico de Niño Perdido podía encontrarse a “hombres de la toalla”, como Kid Rapidez, Andrés Herrera, Pancho Rosales, el Tío Jiménez o Leonardo Güero García.

Con la migración de los mánagers y entrenadores por la demolición del Jordán, también floreció el gimnasio Margarita, en Dr. Arce, frente al Mercado Hidalgo.

En el Margarita, Lupe Sánchez, Manuel Tío Canseco, Justo Manzanita Sánchez y Juan Gutiérrez continuaron con el adiestramiento de personajes como Pipino Cuevas, Rodolfo Martínez, José Palacios y Humberto Chiquita González. Este último, muy pronto se convirtió en uno de los más carismáticos en ese selecto grupo.

Pipino rememoró haber comenzado su carrera junto al manejador Gilberto Salas, en el gimnasio Gloria, muy cerca de Tepito. En el ya desaparecido Gloria, igualmente, entrenaban Lorenzo Halimí Gutiérrez, Panchito Gómez, Raymundo Cardozo, el Plátano Salas y el monarca nacional ligero Leoncio Ortiz (con José Arana), entre otros.

Salvador Sánchez, cuyo despunte inicial fue con Agustín Palacios como maestro, salió del Margarita a conquistar el título mundial pluma, ya con Cristóbal Rosas en su esquina.

Entre los gimnasios idos, es imposible dejar de mencionar al Florida, al que estaba en el Deportivo Hacienda, y al Ibero Metropolitano V. A éste llegaban a entrenar JC Chávez y José Luis Ramírez con su mánager, Ramón Zurdo Félix, para ser auxiliados por Ángel Fuentes Petatán.

Otro, del cual sólo queda el recuerdo, es el Martinelli, en la colonia San Simón.

Entre los que rebasan el medio siglo de existencia y que se mantienen activos, aparte del Atlas (esquina de Camelia y Zarco), están los de los Baños Lupita, frente al Mercado Becerra, en Tacubaya, el de los Baños Granada y el del Deportivo Pino Suárez, ambos en Iztacalco. En este último se inició Marco Antonio Barrera, con el extinto mentor Rudy Pérez.

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