Por Jorge Briones

Foto: Martin Bureau | AFP

De las cenizas se recuperó Novak Djokovic para recuperar el trono de Roland Garros.

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Nada o poco le importó al número uno del mundo estar contra las cuerdas, al final la fortaleza mental lo volvió a sacar de una situación incómoda para adjudicarse su título 19 de Grand Slam. En el juego definitivo, y ante una Philippe-Chatrier vibrante, superó en cinco sets con parciales de 6-7, 2-6, 6-3, 6-3 y 6-4 al griego Stefanos Tsitsipas.

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Fueron cuatro horas y 11 minutos los que tuvo que batallar ‘Nole‘ para completar la obra y dejar atrás los fantasmas en París. Si alguien podía derrotar a Rafa Nadal y coronarse en la arcilla francesa, era justamente el jugador más dominante de la última época.

EL JUEGO

No podía tener una final más igualada el Grand Slam francés. El principal representante en arcilla de la NextGen desafiando al líder de la ATP, y lo hizo en plenitud durante los dos primeros episodios.

Más parecido a un choque en pista dura, ambos jugadores mantuvieron su servicio con comodidad en el set inicial hasta el onceavo ‘game’, donde intercambiaron quiebres para llegar al tiebreak.

Djokovic tuvo un set point, que terminó desperdiciando y el griego aprovechó de la mano de su derecha que le abrió el camino. Pegó primero y mantuvo el ritmo en el segundo episodio, donde desde el saque dejó fuera de ritmo al serbio.

‘Nole‘ parecía agotado física y emocionalmente, una vez más afectado por el desprecio del público que se volcó a favor del helénico. Pero una vez más apeló a su fortaleza mental y cambió la estrategia. Probó una y otra vez el revés del griego donde empezó a encontrar el hueco para meterse a la contienda.

Quebró al inicio del tercer set y desde ese momento se adueñó del partido. Una vez embalado, se convirtió en una tarea imposible de solventar para Tsitsipas que dejó ir la oportunidad de cosechar su primer Grand Slam. A sus 34 años, sigue teniendo un mejor resto físico que los rivales, por más y los 12 años que había de diferencia en la Philippe-Chatrier.

La NextGen todavía no está lista para destronar al Big-3, y mucho menos a un Novak Djokovic que sigue derrumbando barreras para ser el mejor tenista de la historia.

Por lo pronto volvió a ser el rey de la arcilla en Roland Garros 2021.

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