Tigres evitó la barrida de Diablos en el Harp Helú

ALFREDO VALVERDE VERDEJA

FOTO: OSWALDO FIGUEROA 

Después de la tempestad vino la calma para el pitcheo visitante, porque después de ser castigados con 30 carreras en los primeros 12 episodios, lograron colgarles 13 ceros a sus odiados rivales y con serpentina de Felipe Arredondo y cinco relevistas más lograron que los Tigres de Quintana Roo blanquearan 6-0 a los Diablos Rojos del México en el estadio Alfredo Harp Helú y evitaron ser barridos.

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La novena que comanda Adán Muñoz tuvo la fortuna de tener en el centro del diamante al importado Brandon Cumpton (0-2), quien apenas se mantuvo dos entradas con un tercio, donde lo castigaron con ocho indiscutibles, para su suerte solamente uno fue de dos bases, con todo y eso aceptó las seis carreras de los visitantes. Cumpton ha trabajado 20 episodios, y le han hecho 19 carreras, para una efectividad de 8.55.

Arredondo tuvo la suerte que sus rivales no fueron oportunos con hombres en base, los escarlatas dejaron a 13 hombres en los senderos. La labor del abridor felino en cinco capítulos fue de cuatro imparables, cinco bases por bolas, con dos ponches. Wendell Floranus terminó con tres ponches.

Erick Migueles abrió el segundo acto con indiscutible, tras caer el primer out vino Manuel Orduño con sencillo y ambos anotaron con doblete de Alex Robles, y también timbró, gracias a un imparable de José Lizárraga

Cumpton caminó a Henry Rodríguez con base por bolas, Migueles pegó de hit, con uno fuera, Orduño llenó las bases con incogible, lo que marcó el ingreso del relevista zurdo Francisco Villegas, quien dominó a Alex Robles con un fly dentro del cuadro, pero cometió un engaño (balk) y Rodríguez anotó. Lizárraga volvió a responder con sencillo productor de dos carreras.

Diablos pudo tomar la delantera en el primer tramo, llenaron las bases con dos pasaportes y un pelotazo con dos outs, pero Jorge Cantú roleteó al cuadro para acabar con el inning; en la octava ronda tuvieron las colchonetas congestionadas con uno fuera, pero Carlos Figueroa dio una fuerte línea que se convirtió una doble matanza salvadora.

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