Con la tecnología de Google Traductor

Mira

20, junio 2021 - 10:40

┃ Rubén Beristáin

Santiago-Gimenez-y-Christian-Gimenez

Por Rubén Beristáin

Ser padre es una bendición y, a la vez, una gran responsabilidad. Esa motivación por regalar lo mejor de la vida y los más lindos recuerdos a un hijo, queda de manifiesto en la historia que han vivido los Giménez desde hace 20 años, cuando Santiago vio la luz por primera vez.

RECIBE EN TU CORREO LAS MEJORES NOTICIAS DEPORTIVAS, SUSCRÍBETE AQUÍ

En ese momento, Christian portaba los colores de Boca Juniors de Argentina. En aquel 2001, el Chaco formó parte de la final de la Copa Libertadores y, de forma curiosa, se la ganó a Cruz Azul, exactamente dos meses después del nacimiento de su primogénito. Esa fue su más grande motivación en los 45 minutos que disputó en la Bombonera, y lo logró, alzó el título más importante a nivel de clubes del continente americano.

Las vueltas de la vida pusieron las cosas en su lugar. Años más tarde, Christian se convirtió en un referente cementero, se naturalizó mexicano, defendió la playera del Tricolor, olvidó sus orígenes y fueron los colores celestes los que le inculcó a Santi. Ni Boca, ni Pachuca, mucho menos Independiente o las Águilas del América, todo fue completamente de color azul celeste.

En su etapa como jugador, el ahora analista deportivo en una cadena de televisión, sufrió lo indeseable. En 2013 perdió una final de Liga con La Máquina de la forma más inverosímil. El futbolista en ese entonces fue blanco de críticas. Al llegar a su casa, cabizbajo, lloró y su hijo fue quien lo consoló. Eso hizo que la unión por Cruz Azul creciera a grandes niveles.

Un par de años después, vio debutar a su hijo en la misma cancha, en un partido amistoso en Estados Unidos, ambos compartieron el vestidor. En 2019, llegó la presentación en Primera División. El timonel Pedro Caixinha debutó al joven y su papá lo narró desde las alturas, no pudo ocultar su felicidad y lo demostró con lágrimas llenas de sentimiento.

En este 2021 cualquier momento lleno de tristeza dio un giro radical. Christian Giménez no lo pudo lograr, pero Santiago lo consiguió. El Bebote, como es conocido, se coronó con el equipo de sus amores y el festejo fue doble, de padre a hijo. En cuanto culminó el partido en el Estadio Azteca, Chaco corrió hasta donde estaba Santi y se enfundaron en un abrazo, el cual fue captado por Berna, esposa y madre de los protagonistas. Ella inmortalizó el momento que por mucho tiempo soñaron. Después vino la foto con el trofeo de campeones. El orgullo de la familia fue enorme.

“Algo que he hablado con mi papá es la constancia, sobre todo en los malos momentos, eso hace la diferencia en un jugador. Siempre me ha dicho que si alguien pasa un mal momento, pero sigues trabajando y tienes fe, los buenos momentos llegan”, fueron las palabras del canterano hace algunos días. Lo que demostró un apoyo incondicional de su viejo, como suele decirse en Sudamérica.

“Mi papá me dijo que disfrutó más este título que todos los que ha tenido en su carrera. Él ganó Libertadores, Sudamericana y que te venga a decir eso para mí es algo muy lindo, ahí puedo darme cuenta de su apoyo hacía mí. Es algo de lo más importante, la familia siempre te da para adelante”, añadió.

Los Giménez lo lograron. El título de Cruz Azul se les negó por años, pero finalmente lo festejaron a lo grande, como sólo el amor de un padre e hijo, con un mismo sentir, puede lograr.

 

 

Dinastías Padre-hijo en el futbol mexicano

Un padre da el buen ejemplo y el hijo muchas veces sigue sus pasos. Más que una obligación, hay casos en donde se convierte en una decisión propia e inigualable en sus vidas, si es que ambos comparten la misma pasión por algo.

En la Liga MX han existido varias dinastías de esta índole. Donde la herencia por el amor al futbol, y hasta a los mismos colores de un equipo, resaltan por si solos.

 

ZAGUE Y ZAGUINHO

La historia de Luis Roberto Alves no puede ser contada sin antes repasar el camino de su padre, José Alves, el original Zague. El famoso Lobo Solitario, quien falleció a principios de este 2021 a los 86 años, llegó a México en 1961. América se fijó en su gran nivel que mostró en Brasil y lo trajo. En Coapa ganó dos Copa, un título de Liga y hasta de goleo. Después le inculcó el amor azulcrema a su hijo y Zaguinho debutó con las Águilas en 1986, donde se convirtió en el máximo goleador de la institución con 190 anotaciones.

“Querido padre agradezco todo el amor que nos diste. Te recordaremos siempre como el gran hombre y la luz que guio nuestros caminos. Gracias por todo, te mando un beso hasta el cielo”, fueron las palabras del entrañable exjugador, quien vivirá esta fecha especial, por primera vez, sin su ejemplo a seguir dentro de las canchas.

ZIZINHO Y GIO DOS SANTOS

Otro amor americanista. Geraldo Francisco dos Santos, mejor conocido como Zizinho, militó en las Águilas en tres etapas distintas y ganó un título inolvidable. Fue el que le ganó a Chivas en la temporada 1983-84.

Durante años, el padre soñó con que sus hijos jugarán en el club que tanto ha querido y se le cumplió cuando Giovani dos Santos fichó con América en el Apertura 2019. Sin embargo, no brilló como su progenitor y quedó lejos de la expectativa.

 

CHICHARO Y CHICHARITO

En la Perla Tapatía existió otra historia, aunque no en un mismo equipo. Javier Hernández Gutiérrez, padre del Chicharito, debutó con Tecos, pasó por Atlas y se retiró en Morelia. Muy distinto a lo que hizo el ahora jugador de los Angeles Galaxy, quien se formó en las inferiores de Chivas, tal y como lo hizo Tomás Balcázar, su abuelo. Una familia, que lleva el futbol en sus venas y que es conocida por dar grandes jugadores.

 

HUGO SÁNCHEZ Y SU HIJO

La historia que lamentablemente no pudo realizarse ni cumplirse. El Pentapichichi debutó con los Pumas, fue una de las más grandes figuras del Real Madrid, por lo que se pensó que su hijo, Hugo Sánchez Portugal, seguiría sus pasos. En un principio fue así, debutó con los felinos, fue parte de aquel bicampeonato en 2004 junto a su padre como técnico, pasó al Atlante, pero todo fue efímero, no despegó y decidió su retiro.  En 2014 perdió la vida, en uno de los momentos más trágicos para Hugol.

 

MIGUEL Y JUAN JOSÉ CALERO

El portero Miguel Calero marcó una época con los Tuzos del Pachuca, donde ganó cuatro Ligas, además de títulos internacionales como la Concacaf y Sudamericana. En 2012 falleció con 41 años, pero dejó una herencia en el futbol mexicano. Juan José debutó a los 16 años con los hidalguenses en el  Apertura 2015, pero no logró consolidarse. Hoy busca hacer su historia en la Liga de Expansión con Mineros de Zacatecas, donde sumó 12 goles en el último año.

La herencia de padre a hijo tiene otras historias. Como la de Benjamín Galindo con su hijo del mismo nombre. O la de Fernando Arce con su orgullo menor, quien incluso ha formado parte de las inferiores de la Selección de Estados Unidos, pero con la esperanza de representar a México algún día. Tal y como lo hizo Nery Castillo, quien a pesar de tener un padre uruguayo, su estadía en San Luis en su niñez, lo hizo querer a nuestro país.

 

LAS HERENCIAS EN LIGA MX

PADRE                                                   HIJO

José Alves                                   Luis Roberto Alves

Zizinho                                       Giovani dos Santos

Javier Hernández                     Javier Hernández Balcázar

Hugo Sánchez                           Hugo Sánchez Portugal

Benjamín Galindo                    Benjamín Galindo Cruz

Fernando Arce                           Fernando Arce Juárez

Daniel Guzmán                          Daniel Guzmán Miranda

Nery Castillo                               Nery Castillo Confalonieri

Christian Giménez                     Santiago Giménez

Miguel Calero                              Juan José Calero

?Escucha nuestro podcast?