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20, junio 2021 - 18:38

┃ Jorge Briones

Kevin-Durant

Jorge Briones

Foto: David Dow | AFP

Todo lo que no era levantar el Larry O’Brien estaba considerado como un fracaso en Brooklyn.

Desde el verano del 2019, la franquicia de los Nets se planteó obtener el primer título de su historia. Para ello sedujeron a los dos agentes libres más importantes de la NBA.

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Aún tras la lesión en el tendón de Aquiles, la organización depositó su confianza en Kevin Durant y Kyrie Irving, y un año después sumaron a James Harden para formar un Big-3 que estaba llamado a dominar la liga desde el primer momento.

Al menos en la primera campaña juntos, no lo lograron. Las lesiones terminaron por sepultar sus aspiraciones y no le alcanzó a Steve Nash contar con un “Durantula” en una versión superlativa.

En el trascurso de la temporada 2020-21, los Nets añadieron otros dos “all-stars” (Blake Griffin y LaMarcus Aldridge) que pese a estar en la parte final de sus carreras, se sumaron a una quinteta que metía miedo. Pero tampoco les salió el plan.

Un problema en el corazón precipitó el retiro de Aldridge apenas unas semanas después de haber firmado su contrato, mientras que Griffin sí contribuyó en plan grande durante la postemporada. También se perdió el año lesionado el estelar escolta Spencer Dinwiddie.

A estos inconvenientes se sumaron las lesiones de Irving y Harden en plena serie ante los Bucks. Al final no le alcanzó a Brooklyn para volver a unas Finales de la NBA, que no hacen acto de presencia desde principios del siglo XXI.

“Nos faltaba Kyrie y teníamos a James en una pierna. No es lo mismo jugar así. Igual el partido pudo haber caído para cualquier lado”, señaló el coach tras la eliminación.

Steve Nash tiene las bases para volver el año entrante, y si las lesiones se lo permiten, plantarse en los playoffs de nueva cuenta como el máximo favorito al título.

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