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23, julio 2021 - 9:58

┃ Yael Rueda

Pebetero Tokio 2020

Yael Rueda

Foto: Jewel Samad | AFP

La llama olímpica ya está encendida, luego de un sinfín de rumores, fue Naomi Osaka la encargada de prender el fuego que dio por inaugurados los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, los juegos de la esperanza.

VIDEO: Así desfiló la delegación mexicana en la inauguración de Tokio 2020

El recorrido de la llama olímpica llegó a su final. Luego de un discreto recorrido debido a la situación sanitaria que ha imperado en el mundo, la antorcha llegó al estadio Olímpico de Tokio escoltada por una judoca y un luchador, Yoshida Saori y Nomura Tadahiro, medallistas olímpicos fueron parte de los últimos relevistas del camino.

La antorcha encendió una segunda portadora de la llama, fueron Nagashima Shigeo, Oh Sadaharu y Matsui Hideki los siguientes portadores del fuego olímpico y luego hicieron el pase a un par de trabajadores de la salud a manera de homenaje para todos aquellos que han combatido el Covid-19 en la primera línea de batalla.

Posteriormente, la antorcha llegó a una atleta paralímpica, Tsuchida Wakako, y su camino fue hacia el espacio en el que se simula el Monte Fuji con el sol naciente, ella entregó la llama a un grupo de niños que mantuvieron la carrera hasta donde estaba Naomi Osaka.

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NAOMI OSAKA LA ENCARGADA DE ENCENDER EL PEBETERO

La tenista japonesa, número dos de la clasificación mundial, tuvo el honor de protagonizar el momento más inesperado de la ceremonia inaugural después de haber sido en las últimas siete semanas carne de titular por motivos más oscuros.

Ganadora de cuatro torneos de Grand Slam, el último de ellos en febrero en Australia, Osaka se plantó en mayo en Roland Garros y anunció que no daría ruedas de prensa. Aludió a cuestiones de salud mental, pero le llovieron palos de igual manera. El torneo la multó y ella optó por retirarse. Llegaron más palos y ciertas acusaciones de comportarse como una diva y de querer escapar del control de la prensa, pese a ser una profesional del tenis y ganar mucho dinero.

Algunos deportistas de igual categoría que conocieron la depresión o la inestabilidad emocional, como Michael Phelps, se solidarizaron ella. También lo hizo Michelle Obama.

Osaka renunció también a Wimbledon y se apartó de los focos hasta que reapareció dos semanas antes de los Juegos y escribió un comunicado que era un alegato: “No pasa nada por no estar bien”.

Intentó así naturalizar los problemas mentales y la posibilidad de hablar de ellos sin eufemismos. Al hacerlo, podría haber salvado una vida, como comentó Phelps.

Finalmente despejó las dudas sobre su participación en los Juegos, “después de unas semanas para recargar pilas y pasar tiempo con los seres queridos”.

“He tenido tiempo para reflexionar, pero también para mirar hacia adelante”, escribió. “No podría estar más emocionada de jugar en Tokio. Unos Juegos Olímpicos en sí mismos son especiales, pero tener la oportunidad de jugar ante los aficionados japoneses es un sueño hecho realidad”, añadió, antes de saber que el público sería finalmente vetado de los estadios.

Con información de EFE

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