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Mira

31, julio 2021 - 17:38

┃ AFP

Carlos Ortíz

AFP

Foto: Kazuhiro Nogi | AFP

Desde el cambio de look, entrar con el pie derecho al campo, entre otras cosas, los deportistas que participan en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, platican algunas cábalas o rituales para asegurar una buena actuación y así evitar la mala suerte.

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Claudiu Pusa la agarró con fuerza del judogi y después le dio dos cachetazos, uno con cada mano, en el rostro. Como imagen resultó chocante, pero se trató de un ritual que eligió ella misma, explicó la judoca de la prueba -63kg.

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A veces, esos rituales o actos supersticiosos son llamativos y sorprenden, como ocurría en Rio 2016 cuando el nadador canadiense Santo Condorelli, también presente en Japón pero defendiendo los colores de Italia ahora, le hacía el grosero gesto del dedo mayor a su padre, instantes antes de saltar a la piscina.

Otros, van por la negativa, es decir, evitar la ‘mala suerte’, como el golfista mexicano Carlos Ortiz, quien se niega a golpear pelotas marcadas con el número dos para no tener desgracia, desveló en entrevista.

En Tokio, la venezolana Yulimar Rojas, oro en Rio 2016 y gran favorita a retener la corona en triple salto, cuenta que su cábala es ‘cambiar de look’ para los eventos y en tierra japonesa su opción ha sido teñirse el pelo de rosa.

Algo parecido, y con tintes de coquetería, le sucede a la velocista británica Dina Asher-Smith, quien contó a la prensa inglesa que se pasaba casi una hora maquillándose, peinando y atando su cabello en el vestuario, para tener la sensación de estar lista para la carrera.

Algunos atletas lo practican instantes antes de lanzarse a la prueba, mientras que otros lo hacen a puertas cerradas, buscando concentración.

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De hecho, en las entrañas del vestuario Asher Smith se puede cruzar al sueco Armand Duplantis, plusmarquista mundial, quien apela a la música para encerrarse en su mundo, encontrar motivación y concentración.

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