Por Rubén Beristáin

Foto: Martín Montiel

América no brilla con tanta luz, pero es efectivo en el estadio Azteca, al grado de parecer invencible, aunque no brinde el mejor de los espectáculos. Dos chispazos fueron suficientes para apagar la enjundia del Necaxa.

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Óscar Jiménez lo paró casi todo y logró que las Águilas volaran alto en casa y sumar diez partidos sin perder en su fortín. Los Rayos quisieron, sólo que no pudieron electrocutar al ave. 2-1 final.

En el Coloso de Santa Úrsula se juntaron dos rachas bastante disparejas. Un local poderoso y un visitante muy endeble, pero ambos con la intención de ganar su primer juego del torneo.

La lluvia arreció al sur de la capital. Los Rayos, en el papel, parecía que aprovecharían el clima perfecto para ellos, pero las Águilas quisieron volar alto en su territorio y supieron adaptarse mejor a las circunstancias. América tomó el control, metió presión y quiso encontrar a su hombre más talentoso. Roger Martínez lo intentó, aunque pasó desapercibido, se le vio muy incómodo y solitario sin un socio en el ataque. El colombiano no pudo marcar diferencia.

Necaxa optó por el pelotazo y poco sirvió. La defensa azulcrema se vio sólida y se comportó a la altura. Fue en ese momento cuando los azulcremas quisieron construir peligro. Richard Sánchez y Álvaro Fidalgo no se conectaron y tampoco encontraron opciones para inquietar el área del portero Édgar Hernández.

Los chispazos llegaron del lado visitante. En un lapso muy corto de tiempo, el conjunto hidrocálido pudo cambiar el marcador a su favor. Rodrigo Aguirre, en un par de ocasiones, estuvo cerca, pero no contó con las habilidades de Oscar Jiménez. El portero suplente de Memo Ochoa se lució y respondió a lo grande. Ángel Sepúlveda sí lo superó, sólo que el poste le impidió el festejo. En el escenario, los Rayos retumbaron en el diluvio, pero no electrocutó al ave de las tempestades.

Cuando los electricistas se plantaron mejor y se vieron más cerca del gol, América lo cambió todo como se rayo. Fidalgo puso claridad, Lainez completó una diagonal matona y Salvador Reyes se estrenó. La defensiva rojiblanca fue vencida en tres toques que ni siquiera esperaron. El festejo no pudo ser otro. La dedicatoria fue especial rumbo al cielo, donde ya se encuentra Zizinho, quien disfrutó el juego como en vida también lo hizo.

La visita no se quiso quedar atrás y fue en búsqueda del empate. Fue Oscar Jiménez el villano con grandes atajadas y excelsos reflejos. Simplemente lo atajó todo y la justicia no apareció en el Coloso.

La lluvia paró, pero los hidrocálidos tuvieron intenciones de algo más en el complemento. El guardián águila voló por todos lados, siguió en su mejor nivel, sin embargo, Jiménez no pudo atajarlo todo. Alejandro Zendejas avisó con un cabezazo. Y en la segunda no falló y fue directo al fondo. Era cuestión de tiempo. El cancerbero soltó la redonda y el necaxista no perdonó.

Las Águilas reaccionaron y poco duró el gusto a su rival. Salvador Reyes mostró su nivel por el costado y con un centro milimétrico, Fidalgo recobró la ventaja. El español se adelantó a la marca de Formiliano y García, y venció a Hernández con facilidad.

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América no brilló, pero consiguió sus primeros tres puntos en su fortaleza más grande. Esa ha sido la última costumbre y no falló.

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