JAVIER JUÁREZ 

FOTO: HENRY ROMERO | REUTERS 

Los fantasmas de antaño revivieron. México se quedó en la orilla de buscar la medalla de oro tras perder en tanda de penaltis frente a Brasil. El Tricolor no fue mejor a la Verdeamarela, pero supo alargar el juego hasta las instancias finales. Los aztecas erraron. Lalo Aguirre abrió la tanda y falló con un tiro que careció de potencia y colocación. Enfrente empezó Dani Alves, la diferencia fue titánica. Johan Vásquez hiló otro yerro. Brasil no falló ninguno de sus tiros. Memo Ochoa adivinó la trayectoria de todos, sin embargo, no pudo desviarlos. El 4-1 derribó las ilusiones de pelar por el metal dorado. México se tiene que conformar con buscar la presea de bronce. El podio sigue al alcance, pero no en el sitio anhelado.

EL JUEGO

La Verdeamarela impuso respeto. Los brasileños le enseñaron a México su velocidad y regates todo el tiempo. Dani Alves llevó la batuta, pero fueron Richarlison, Paulinho y Claudinho los que pusieron en serios aprietos a la zaga mexicana.

Brasil llevó el ritmo del juego, una samba brasileña, alegre, intensa, agradable y movimientos por todo el campo. México resistió como pudo los embates amazónicos.

Los seis goles que le metió el Tricolor a Corea del Sur quedaron para la anécdota. El partido en Kashima fue otro. Los jugadores aztecas corrieron para detener a los adversarios.

Era cuestión de tiempo para que Memo Ochoa entrara en escena, Guilherme Arana con un tiro en el área exigió al portero del América, luego le tocó a Dani Alves a través de un tiro libre. Guillermo enseñó que esos juegos de alto calibre son los que le gustan. El guardameta se agigantó cada que el balón merodeó su área.

México estuvo asustado. Brasil los encimó todo el tiempo. El juego pudo cambiar su rumbo tras un penalti que marcó el árbitro por un empujón de Joaquín Esquivel sobre Douglas Luiz. Georgi Kabakov paró todo. El VAR le sugirió revisar la jugada. El juez búlgaro fue al monitor y echó reversa en su decisión.

Ese momento fue un parteaguas en el juego. México tomó un impulso. Los papeles se invirtieron. La samba se apagó y le dio paso al jarabe tapatío. El Tricolor zapateó como quiso.

Luis Romo culminó con un tiro a gol una jugada que inició Alexis Vega por el lado izquierdo y Sebastián Córdova le dio continuidad. El jugador de Cruz Azul impactó el esférico, el balón iba a la red, pero Santos con la mano lo alcanzó a desviar. El portero del Atlético Paranaense fue uno de los tres refuerzos mayores que pidió el técnico André Jardine, Dani Alves y Diego Carlos fueron los restantes.

México terminó encima. Uriel Antuna tuvo la mejor ocasión para marcar en un balón que le puso Córdova en el área, pero se tardó en controlar el balón y Diego Carlos llegó a tapar su disparo con la espalda.

El juego no defraudó. México y Brasil ofrecieron una buena semifinal.

El empate sin anotaciones provocó que el partido se friccionara. Las tarjetas amarillas cayeron a racimos. Richarlison, Guimaraes y Reinier fueron amonestados por Brasil. César Montes, Diego Lainez y Vladimir Loroña por México.

Lainez fue uno de los cambios del Jimmy, los otros fueron Carlos Rodríguez y luego Jesús Canelo Angulo. El tiempo transcurrió y la red no se movió. La tensión, los nervios, todo llegó a Kashima.

La fortuna acompañó a México en un cabezazo de Richarlison que pegó en el poste y luego merodeó toda el área. Ochoa, Montes, Jimmy Lozano y todos los mexicanos que observaron el juego sudaron frío. El Tricolor se salvó.

Brasil provocó otro susto en la agonía del tiempo regular. Reinier entró al área, México corrió el riesgo de cometerle penalti, lo dejaron pasar y de forma milagrosa Luis Romo le metió la pierna al balón antes de que fuera conectado por los brasileños.

El empate sin anotaciones alargó el juego a tiempo extra. El cansancio físico les pasó factura a todos. La igualdad se mantuvo media hora más y el pase a la final se definió en penaltis.

Brasil fue perfecto. Nadie falló. México erró dos tiros y se despidió de la pelea por el oro.

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