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3, agosto 2021 - 12:56

┃ José Ángel Rueda

SIMONE-BILES

FOTO: AFP

En tiempos como estos, en los que el cubrebocas nos esconde la mitad de la cara, hemos aprendido a valorar un poco más las sonrisas. El enigma que responde al impulso de arquear la boca porque algo nace dentro de nosotros, aunque no entendamos qué. La sonrisa de Simone Biles en Tokio 2020, una vez finalizada su rutina en la barra de equilibrio, corresponde a uno de esos momentos genuinos donde el alma de una persona finalmente es visible.

La norteamericana lleva años sorprendiendo al mundo entero. En los Juegos Olímpicos de Rio 2016 su figura detonó en el plano deportivo, sin embargo, fiel creyente de lo utópico, Biles encontró la manera de superar lo que parecía insuperable. A pesar de sólo ganar una medalla de bronce en lo individual, la gimnasta se confirmó como una de las grandes figuras de Tokio 2020. Sus principales rivales no estaban en los aparatos, sino en su cabeza.

En un evento como los Juegos Olímpicos, no es fácil comprender que la victoria no siempre es lo más importante, mucho menos cuando se trata de los grandes favoritos. Las lecciones de Biles van más allá de saber soportar la presión o no. En pleno acto de valentía, la gimnasta decidió priorizar su salud mental, aún sabiendo que las críticas por no revalidar sus títulos serían feroces.

El poder del mensaje de Biles radica en comprender que el bronce que ganó en la última prueba, cuando todo parecía perdido, tiene acaso más valor que los seis oros que le pronosticaban al principio de la justa. En cierto modo, la victoria de Biles está en su intento afanoso por humanizar el deporte.

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NO SON ATRACCIONES

Aunque muchas veces parecía que el mundo se le iba encima, la gimnasta mostró su apertura para explicar lo que pasaba. No se escondía, al contrario, quería que su mensaje llegara claro. Con la presea de bronce en sus manos, no fue la excepción.

“Lo hice por mí y estoy orgullosa de haber sido capaz de competir de nuevo (en Tokio). Hay que darse cuenta de que somos seres humanos, no sólo unas atracciones”, dijo Biles, apenas minutos después de colgarse la medalla.

“Diría a los otros atletas: pongan su integridad física por encima de todo, aunque eso supongo ausentarse de las mayores competiciones, será mejor mentalmente. Mi salud física y mental cuentan más que todas las medallas que pueda ganar”, agregó Biles.

Los últimos días no fueron fáciles para Simone Biles, a los problemas con su gimnasia se unió la muerte de su tía. Más allá de todo, la norteamericana fue capaz de volver a sentir el vértigo de la competencia.

“Hace dos días perdí a mi tía y no esperaba que ocurriera durante los Juegos, pero competir de nuevo y haber tenido el apoyo de todo el mundo, lo es todo para mí. Me siento aliviada, pero me siento como alguien que tiene que volver a casa y trabajar consigo mismo”.

“Pasan cosas por detrás de las que la gente no tiene ni idea. Físicamente, no habría podido hacer las otras finales sin ponerme en peligro porque hay giros y habría seguido perdiéndome en el aire y estrellándome”, explicó la gimnasta, que reapareció este martes tras una semana parada.

Simone Biles experimentó lo que los gimnastas denominan como “twisties”, es decir, la sensación de pérdida de la figura. Ante el abismo de las formas, realizar giros se vuelve una práctica imposible.

“Ya había tenido ‘twisties’ (pérdidas de referencia en el aire, ndlr) antes, pero nunca me había pasado durante una competición tan importante, sólo de vez en cuando, en el entrenamiento”, aseguró.

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“Los médicos me han examinado todos los días y tuve sesiones con un psicólogo deportivo. Entrenar durante cinco años, venir aquí y no ser capaz de hacer algo, no ha sido muy divertido”, se lamentó ante los periodistas.

Ahora “voy a concentrarme en mí misma más que esconder todo bajo la alfombra. Y cuando volvamos (a Estados Unidos), tengo una gira, que algunas chicas hará conmigo, estoy impaciente por hacerla”, adelantó la gimnasta.

“Tengo que asimilar estos Juegos Olímpicos, ha pasado muchas cosas. No estoy pensando para nada en París (2024). Hay tantas cosas sobre las que tengo que trabajar primero“, finalizó.

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