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4, agosto 2021 - 15:12

┃ José Ángel Rueda

ATHLETICS-OLY-2020-2021-TOKYO

FOTO: AFP

Durante los Juegos Olímpicos de Rio 2016, el velocista canadiense André de Grasse fue conocido como el hombre que casi le gana a Usain Bolt. El origen de la leyenda tuvo lugar en las semifinales de los 200 metros, ambos atletas salieron a la pista del estadio Olímpico de Rio en carriles continuos, Bolt ocupaba el cuarto, De Grasse el quinto; es decir, se sabían favoritos para obtener sin apuros su boleto a la final.

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En la fugacidad de los menos de 20 segundos que suele durar la prueba hubo pocos contratiempos, Bolt y De Grasse dejaron atrás al resto y se enfilaron a la meta. Cuando se descubrieron en soledad, sobre los últimos metros, el jamaicano bajó ligeramente el ritmo, en un acto acostumbrado, pero el canadiense quiso hacer de lo cotidiano un momento memorable, entonces aceleró.

Cuando Usain Bolt advirtió la ofensiva de su enemigo apretó una vez más la marcha y finalizó primero, De Grasse estiró el cuello lo que pudo, pero no le alcanzó. La imagen final descubre un instante inolvidable, con ambos velocistas riendo aún bajo el impulso de su propia velocidad. De Grasse mira a Bolt con picardía, como quien está orgulloso de lo oportuno de un gran chiste, Bolt le devuelve el gesto, como quien lo celebra.

La fotografía toma épica con el segundo plano, donde surge la figura contrastante del resto de los competidores, con la cara desfigurada por el esfuerzo. Horas después, ya en la final, nada cambió. Usain Bolt se llevó su tercer oro consecutivo en la prueba con un tiempo de 19.78, por los 19.80 de Andre de Grasse. El canadiense estuvo cerca de arrebatarle el reinado. En los 100 metros también compartieron podio, sin embargo, el norteamericano Justin Gatlin se interpuso entre ambos.

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TOKIO 2020 FUE SUYO

La madrugada de este martes, segundos antes de la final de los 200 metros de Tokio 2020, las cámaras tomaban a André de Grasse con insistencia, como apelando a la nostalgia en busca de la imagen que no fue. Más que resaltar la presencia del canadiense, era la ausencia del Bolt lo que acaparaba las conversaciones.

Como si el tiempo se hubiera detenido, y lo cinco años de distancia entre ambas justas fueran poca cosa, De Grasse saltó a la pista con la sensación de revancha, ya no estaba Bolt, pero el deporte siempre encuentra la manera de inventarse nuevos enemigos. Apenas hace unos días, cuando los 100 metros parecían posibles, el italiano Lamon Jacobs se llevó la prueba, De Grasse tuvo que conformarse con otro bronce.

Pero los 200 metros son distintos, el canadiense encuentra su éxito en los metros finales, ya sea en serio o medio en broma. De Grasse apretó el paso y cruzó la línea de meta cuando el reloj marcaba 19.62 segundos, registro que habría bastado para vencer a Bolt en Rio, pero en Tokio no estaba Bolt, sino la armada estadounidense, que tuvo que conformarse con el segundo, tercer y cuarto lugar.

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El canadiense se colgó la medalla de oro, casi como estaba escrito, sucediendo la leyenda del mítico Usain Bolt. Kenneth Bednarek y Noah Lyles completaron el podio, con un registro 19.68 y 19.74, respectivamente.

André de Grasse, de 26 años, aún tiene pendiente los relevos 4×100, donde buscará su tercera medalla en estos Juegos Olímpicos de Tokio 2020.

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