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22, febrero 2015 - 17:12

┃ María Vega

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POR DANIEL CHANONA
CORRESPONSAL

MADRID, España.- Veintinueve años después, el Real Madrid izó la bandera del bicampeonato en la Copa del Rey. Misión cumplida. Su estreno en Las Palmas de Gran Canaria el pasado viernes refrendó su candidatura tras superar a un correoso Zaragoza en los cuartos de final. Embalado, el sábado atajó los ánimos del Joventut en la antesala de su reyerta definitiva número 43, donde, con Gustavo Ayón (10 puntos) en pista 25 minutos, superó al Barcelona en la decimosexta final copera entre los dos grandes del baloncesto español (71-77), la quinta en las seis últimas ediciones, la primera en el palmarés del pívot mexicano.

Los madridistas no conseguían hilvanar dos copas desde las ediciones 1985 y 1986, sin embargo, la era Pablo Laso, puesta en marcha en 2011, recondujo a lo grande su tormentosa relación con un trofeo que hasta la llegada del entrenador vitoriano estuvieron 19 años sin tocar. El quinteto blanco previó el aviso de sus intenciones, estableció en semifinales el récord de triples de la competición con 16 tantos. Cinco de ellos, precisos, sin fallo, que se adjudicó el especialista menorquín Sergio Llull, desaparecido en la contienda más exigente de la eliminatoria.

Fue un cotejo equitativo en la primera parte. Ambos pecaron de desatino cuando intentaron herirse por el exterior. No obstante, y a la postre de toparse en transiciones por dentro con una muralla clarividente, el Barcelona halló consuelo en los tres triples de Alejandro Abrines que condicionaron en el cuarto inaugural la postra del Madrid, sostenido por su capitán Rudy Fernández y Gustavo Ayón, ausente en el segundo periodo pero con un aporte individual de 4 puntos, convertidos en instantes de confusión, los que perduraron también en el desenlace, incompresiblemente, entre coberturas tardías y esporádicas contribuciones de la segunda línea, necesaria para refrescar una plantilla sin descanso.

El Real Madrid pudo hacerse del parcial porque los catalanes perdieron el hilo de su ofensa dos minutos antes al entretiempo, concesionando el fulgurante desdoble del cuadro capitalino, su mejor recurso cuando se despista el enemigo, cuando siente que agua le sube al cuello. Sin el nayarita ni Felipe Reyes sobre la duela, el Madrid luce falto de carácter.

Mejor, y por mucho, los azulgranas en conjunto. El croata Ante Tomic fue tan importante para los dirigidos por Xavi Pascual como las apuestas individuales de Rudy Fernández (MVP), Andrés Nocioni y Sergio Rodríguez para los de Laso. Discurrió el tiempo en un constante estira y afloja, con espesor por la fatiga en común. Y justo ahí, en territorio viscoso, Gustavo Ayón se erigió como líder para devolverle la ilusión al cuadro madrileño con el incruste de tres canastas de costo doble. Agrandado y en forma.

El Madrid se amoldó a las intentonas del Barça. Pudo librarlas con creces. Espabiló bajo presión, con sangre fría. Hurtó rebotes, intensificó sus descaros, dominó el cuarto restante, aún acosado por el crono, sus segundos agonizantes y un rival tan incisivo como imperfecto cuando más se le exigió. La Copa buscó vitrina y la encontró por vigesimoquinta ocasión en la impoluta exhibición que se presumen en el museo de la concurrida Castellana.

ASÍ JUGARON

71. Barcelona (21+21+15+14): Dolleman, Hezonja, Satoranksy, Tomic, Oleson -cinco inicial-; Thomas, Marcelinho, Abrines, Navarro, Pleiss, Lampe y Nachbar. Entrenador: Pascual.

77. Real Madrid (18+23+23+13): Llull, Carroll, Rudy Fernández, Ayón, Reyes -cinco inicial-; Maciulis, Nocioni, Bourousis, Campazzo, Carroll, Rivers, Sergio Rodríguez y Slaughter. Entrenador: Laso.