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10, septiembre 2021 - 8:00

┃ José Luis Camarillo

Humberto Chiquita González con sus cinturones

JOSÉ LUIS CAMARILLO

FOTO: Ulises Bravo

Humberto Chiquita González visitó ESTO para unirse al júbilo por los 80 años de existencia del Diario de los Deportistas. El carismático boxeador irradia positivismo en todas partes donde se hace presente, reflejo de su condición de triunfador arriba y abajo del ring, ya que es el ejemplo del boxeador que supo cuidar e invertir las ganancias que le costaron sudor y sangre en el cuadrilátero. Además, su vida privada siempre ha sido prístina, junto a su inseparable esposa, Margarita Martínez.

“Que sean muchos años más de vida de mi diario deportivo favorito. No olvido la primera portada en que salí, cuando se anunció que  era retador oficial por el título mundial minimosca del CMB contra el coreano Yulwoo Lee, al que destroné en su país. Don José Sulaimán me apoyó para que yo fuese el retador obligatorio”, asevera el ex boxeador.

Considerado el mejor campeón mundial minimosca de todos los tiempos por el historiador Víctor Cota, y nombrado el Pequeño Gigante de Neza por el famoso anunciador estadounidense Jimmy Lennon junior, Humberto exhibe en el Salón Marbet infinidad de fotos con los máximos deportistas, actores y cantantes de nuestro país. Uno de ellos, José José, quien actuó en la inauguración de su primera sala de eventos.

Hijo de un carnicero, Isaías González Olivares, un gran aficionado al boxeo y cuyo negocio se llamaba la Chiquita, el pugilista de 1.55 metros de estatura recuerda que fue el entrenador Juan Gutiérrez el que le impuso ese apodo que ha significado tanto.

“Mi mánager y el que me llevó al campeonato del mundo fue don Lupe Sánchez, quien me recibió muy bien en el gimnasio Margarita de la colonia Doctores. Juan Gutiérrez era uno de sus entrenadores, al igual que Justo la Manzanita Sánchez”, revela.

“Fue el destino -explica- porque, por consejo de mi papá, yo iba a buscar a Cristóbal Rosas (el mismo que entrenaría a los inmortales Salvador Sánchez y Julio César Chávez), pero un primo que me acompañó y yo, terminamos por llegar al gimnasio Margarita, donde estaba don Lupe. Uno de sus boxeadores era Pipino Cuevas, quien me presentó con él. Ese mismo día, después de pasar una prueba de lo que yo sabía hacer como peleador, don Lupe me citó para entrenar al mediodía y me dio las llaves de mi locker. Mi papá se puso feliz cuando se lo platiqué”.

Los recuerdos de Humberto González siempre están ligados al Diario de los Campeones. “Desde amateur gané torneos, como Ases del Mañana, Kid Azteca, uno en Tepito, y comencé a leer mi nombre en el ESTO, y más cuando triunfé en los Guantes de Oro del DF”.

El 4 de septiembre de 1984, González Villalba debutó en el terreno profesional. Tenía 18 años de edad y triunfó nada menos que en sus primeras 20 peleas, para así obtener la gran oportunidad por un campeonato.

“Mi primer cinto fue el de campeón nacional, y se lo quité a Jorge Cano, un zurdo muy técnico. Eran años cuando ganar un campeonato nacional era muy complicado”, evoca.

“Mi papá quería que yo fuera campeón del mundo, y le cumplí su sueño el 25 de junio de 1989, en Corea del Sur”, puntualiza. “Le llevé el cinturón del CMB adonde descansa (su padre ya no lo vio). Yo soñaba con ser campeón mundial, pero jamás imaginé que llegaría a tener este anillo del Salón de la Fama (Canastota) de Nueva York. Ser campeón era difícil, y entrar al Salón creo que era aún más difícil”. Mientras se expresa, Humberto González Villalba enarbola orondo su puño para lucir la preciada joya.

Una de sus anécdotas favoritas es que su revés por nocaut contra el subcampeón olímpico de Seúl 88, el estadounidense de origen mexicano Michael Carbajal, el 13 de marzo de 1993, “fue una bendición”, porque le llevó a cobrar más del doble en la revancha y, de paso, pudo vengar su revés contra el Manitas de Piedra, y por partida doble.

“Esa noche -su primer encuentro con Carbajal-, ya lo había tumbado dos veces, pero me agarró bien y me noqueó. Teníamos preparado un festejo en el hotel Hilton de Las Vegas, pero yo no tenía ánimos para recibir a nadie. Me metí a bañar y mi esposa me dijo que Rafael Mendoza, mi representante, quería verme. Él entró y me dijo: ‘perdiendo, ganaste, porque viene la revancha y vas a cobrar el doble, más los derechos de televisión en pago por evento’. Entonces salí y les dije a todos: ‘¡Que comience la fiesta!’. Carbajal y yo cobramos más de un millón de dólares cada uno. Eso nunca había pasado en los pesos chicos, pero se juntaron los promotores Bob Arum y Don King, porque Carbajal era campeón de la FIB y yo lo era del CMB”, puntualiza.

Interrogado sobre el futuro de los medios informativos, ya que poco a poco aumenta el número de lectores por la vía digital, el tres veces campeón mundial de las 108 libras, opina: “Ahora puedes ver al momento en tu teléfono las noticias o los resultados de las peleas, pero no hay nada como tener la información en el periódico. A mí el ESTO me dio a conocer desde mucho antes de que fuera campeón del mundo, porque la gente leía las notas de mis peleas y se acercaba a la carnicería para comentarme que me habían visto en el periódico. Mi papá compraba hasta tres periódicos cuando había una pelea especial. A mí no me sabe igual mi desayuno si no es con el ESTO”.

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Los cuatro hijos de Humberto: Nancy, Humberto, Alberto y Marbet, fueron bautizados por monarcas del mundo. En orden de aparición: Gilberto Román llevó a la pila bautismal a Nancy, quien ya le regaló a sus dos primeros nietos, Majito y Diego. Pipino Cuevas es el padrino  de  Humberto junior,  actual matchmaker de la empresa promotora Chiquita González Boxing. Julio César Chávez es padrino de Alberto. La más pequeña es Marbet; su padrino es Daniel Zaragoza, con quien el Pequeño Gigante de Neza boxeó en exhibición en agosto del 2020, en el Salón Marbet. El nombre de su cuarta hija es una combinación de los nombres Margarita y Beto, a sugerencia de su amigo, el sacerdote Julián Álvarez Ruiz.

Una de las satisfacciones de la Chiquita es que, gracias a su  popularidad desde su debut en Estados Unidos, en  las carteleras que él encabezaba estuvieron futuros astros, como Óscar de la Hoya, Juan Manuel Márquez y Marco Antonio Barrera.

En el apoyo de la velada denominada The Real Thing in the Bull Ring, en la Plaza México, en la cual Don King presentó su tercer combate contra Carbajal, Ricardo Finito López defendió el fajín mundial paja del WBC contra el yucateco Javier Várguez. 

Una posible contienda contra el Finito, con quien el público creó una fuerte rivalidad, fue motivo de incontables publicaciones, pero nunca llegó a concretarse. “Ya estábamos retirados los dos cuando Rafael Mendoza me dijo que se haría la pelea, y me preparé muy fuerte, pero a la mera hora mi representante me informó que no se haría, no por causa mía, porque yo me encontraba en peso y listo”.

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Uno de los cintos que mostró la Chiquita es el de nueva generación del WBC, que trae su imagen en una cerámica y se entrega a los monarcas de las 108 libras. Un motivo más de orgullo para él es que Floyd Mayweather lo cuenta entre sus ídolos.

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