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29, noviembre 2021 - 19:58

┃ Rubén Beristáin

Atlas

Rubén Beristáin

Foto: Francisco Vega | Mexsport

Las semifinales son un total martirio para el Atlas. Fueron 17 largos años los que tardaron los Rojinegros para volver a ingresar a la antesala de la gloria por el título, como si supiera en el fondo que esta fase, que en este Apertura 2021 jugará contra los Pumas, significara el peor de sus tormentos y desilusiones en ese objetivo principal de romper con siete décadas sin título de Liga.

Los números así lo dicen y son muy fríos. La Academia ha accedido ocho veces anteriores a dicha fase y en siete de ellas ha culminado con decepción. Simplemente es algo que no se les da. Quizá por eso se resistieron tanto en llegar a una más. Fueron 32 torneos consecutivos para repetir lo que para ellos puede considerarse como una hazaña, pero este año fue inevitable, gracias al buen juego que han ofrecido con el técnico Diego Cocca.

En este certamen todo parece que puede ser distinto. La ventaja que tienen por haber culminado en el segundo puesto podría ser determinante en sus aspiraciones, ya que reciben el partido de vuelta en su estadio y con esa gente fiel que los ha acompañado durante muchos años, a pesar de todas las decepciones que ha sufrido. En cuartos de final ya eliminaron a Rayados de Monterrey, la nómina más poderosa y que era considerada como uno de los claros favoritos. Poco importó si lo hizo con el nuevo reglamento en mano, que da una clara ventaja al equipo que termina en mejor posición durante la fase regular. Fue así, contra todo pronóstico, como los Zorros fueron más astutos y se instalaron en semis. Pumas podría lucir como otra víctima ahora. Sin embargo, la historia no está a su favor.

Atlas se transforma, así lo ha demostrado en este semestre. Si ya rompieron con tantos años sin ser semifinalistas, ahora van por los 21 años sin poder ingresar a una final por el título. De ellos depende si quieren cambiar la historia a su favor, la cual, poco les ha beneficiado en los últimos años.

SÓLO UNA ALEGRÍA

Fue en el Verano 1999 cuando los Rojinegros lograron salir avantes de semis, con un marcador contundente de 6-0 global. En el cotejo de ida, que se disputó en el antiguo estadio Azul, lograron ganar a domicilio con tantos de César Andrade, Miguel Zepeda, Juan Pablo Rodríguez y Hugo Castillo. Ese resultado fue lapidario para los cementeros. El portero Erubey Cabuto mantuvo su arco en cero, en un equipo donde también figuraban jugadores como Daniel Osorno, Rafael Márquez, Pablo Lavallén y Jorge Almirón. El Conejo Pérez, por parte de los celestes, no pudo hacer nada para evitar la catástrofe. Juan Reynoso, Lupillo Castañeda y Benjamín Galindo fueron incapaces de la reacción, a pesar de que contaban con Mauro Camoranesi como su compañero en el equipo azul. Los Rojinegros fueron mejores. En la vuelta nada cambió. El Chato Rodríguez y Castillo volvieron a marcar para crear un marcador de escándalo a favor de los tapatíos.

Así llegaron a su última final, la cual perdieron ante el poderío de Toluca, Cardozo y compañía.

8 SEMIFINALES DE ATLAS

1 GANADA
Verano 1999

7 PERDIDAS
1972/73
1984/85
Verano 1998
Invierno 1998
Invierno 1999
Invierno 2000
Apertura 2004

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PURAS DECEPCIONES

En un par de años, de 1998 al 2000, Atlas fue el equipo a vencer y arribó a cinco semifinales, de las cuales, sucumbió en cuatro. Los Rojinegros llegaban como favoritos a la antesala de la gloria, pero casi siempre terminó en decepción. En el Verano e Invierno 98, 99 y 2000, sucumbieron a la hora buena. En el primer torneo eliminaron a su vecino Tecos, pero los Rayos electrocutaron sus esperanzas. Pedro Pineda y Alex Aguinaga fueron determinantes para Necaxa. Al siguiente campeonato igualaron sus alcances, pero Necaxa fue el villano de la historia una vez más.

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Un año después eliminaron fácilmente a los Tecos en cuartos. En semis se toparon con los Tuzos. En la ida, los de Jalisco ganaron 1-0 con anotación de Castillo, pero en la vuelta en el Hidalgo, Pablo Gómez marcó un doblete que evitó una segunda final de manera consecutiva. Un año después llegaron a la misma instancia. Primero eliminaron a La Máquina y se convirtieron en los favoritos, pero los Diablos Rojos le hicieron una nueva travesura. En el Jalisco todo terminó en un trepidante 3-3, pero en el Infierno, los Rojinegros terminaron quemados. José Saturnino Cardozo marcó un triplete que arruinó los planes de Ricardo La Volpe de otra final.

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