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7, diciembre 2021 - 20:16

┃ José Ángel Rueda

La afición rojinegra es una de las más fieles

José Ángel Rueda

FOTO: EDGAR QUINTANA | MEXSPORT

Pocas cosas definen con mayor fuerza al Atlas que las frases de sus aficionados. Las palabras son capaces de expresar los sentimientos que emanan del equipo de sus vidas, ese en el que el amor no se mide en relación a los títulos, sino en lo que provoca cada que juega los fines de semana. La historia de los rojinegros demanda aficionados entregados. El hecho de que su único título se remonte 70 años atrás convierte a la mayoría de sus fanáticos actuales en fruto de una herencia. Muchos de ellos aman los colores gracias al relato de sus padres, que entre sueños les han contado lo que representa ser del Atlas.

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La herencia también tiene sus orígenes en aquellos personajes que conforman la historia del club desde la grada. Tal es el caso de Ramón Cano, mejor conocido como “Canito”, considerado por muchos como el más atlista de los atlistas.

Socio activo del club hasta el día de su muerte, en octubre del 2011, “Canito” dedicó sus días a propagar el sentimiento rojinegro. En su memoria vivía con fuerza el recuerdo de aquel campeonato de 1951, y en su elocuencia siempre encontró la forma de expresar su sentimiento.

“Soy del Atlas hasta cuando gana”, solía decir “Canito”, ante el fervor de quien lo escuchaba, en una referencia que acota de forma genial los misterios del futbol. Al Atlas no sólo se le apoya en la victoria, sino en la derrota; es decir, el resultado, para el hincha verdadero, no suele ser una condicionante.

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“Mil veces arriba el Atlas”, decía Ramón Cano, como una sentencia. El poder de la repetición quedaba sintetizado, como si su frase reverberara mil veces en la mente de los aficionados. La frase, de apenas cinco palabras, se convirtió en la filosofía del atlista, que ante cualquier duda, siempre está dispuesta para reivindicar los anhelos.

“Soy atlista desde el vientre de mi madre”, dictaba el atlista más atlista de todos. Cuantos y cuantos de los que estarán el domingo en el estadio Jalisco eran atlitstas desde el vientre de sus madres. Ya se decía, el sentimiento heredado, los colores, el anhelo perpetuo de ser parte de una historia.
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amón Cano, entrañable rojinegro, como lo mencionara el club en su mensaje de despedida de hace 10 años, apoyará desde el cielo, aunque su equipo gane. Sus frases, mientras tanto, siguen sonando con fuerza.

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