José Ángel Rueda

Foto: Especial

Apenas Julio Furch marcó el penalti que terminó con la sequía de 70 años sin título, la voz inconfundible de Enrique Bermúdez acompañó la locura. “Goooooooool del Atlas, Atlas, Atlas, Atlas es campeón del futbol mexicano, cuantas gentes murieron, cuantos millones no te vieron campeón desde 1951, cuánta gente”, preguntaba retóricamente el “Perro”. El mítico narrador, que en el camino ha cubierto 11 Copas del Mundo y con su tradicional se convirtió en la banda sonora del balompié nacional, era consciente de estar viviendo algo irrepetible.

“Me emocionó mucho porque recordé a muchos amigos míos. Fue un momento inimaginable, nunca me imaginé eso. Me parece que es la final más emotiva que he vivido en toda la historia. La gente del Atlas me hizo vivir lo que no había yo vivido en un partido. El ambiente fue una entrega total, una pasión total. Mucha gente lo vivió a través de la televisión, pero ni siquiera las cámaras pudieron captar lo que vivimos los que estábamos ahí adentro. La afición del Atlas se conoce como la fiel, porque sin títulos ahí estaba. Muchos dicen ‘soy del Atlas, aunque gane’, pues ahora hay que cambiarle, porque ya ganó, ya fue campeón”, confesó el “Perro” el plática con el ESTO.

La historia de Enrique Bermúdez de la Serna con el Atlas se forjó como tantas otras. A pesar de que su primer amor, el de la infancia, fue el América, el “Perro”, ya en la adolescencia, quedó atrapado por los valores del buen juego que los rojinegros siempre han profesado. “Me vuelvo rojinegro cuando me voy a vivir a Guadalajara, a los 20 años de edad, ahí me enamoré de aquel equipo de Rafa Albrecht, de Chumpitaz, de Abel Verónico, Amaury Da Silva, el “Gato” Vargas, me tocó ver a Chavarín, al “Berna” García, me enamoré de ese equipo, los amigos del balón, la academia, no eran campeones pero Atlas siempre jugaba bonito al futbol. El Atlas ha tenido esa característica de tener grandes jugadores, dueños de una gran técnica individual y un gran manejo de pelota”.

Cuando el Atlas fue campeón en 1951, el “Perro” tenía nueve meses. Una vida, sin embargo, no había sido suficiente para conocer el sentimiento que surge de un título.

“De verlo campeón la verdad sí dudé mucho tiempo, porque eran 123 directivos que le metían de su cartera, así era muy difícil, tantas personas no se pueden poner de acuerdo, iban rolándose la presidencia, y luego llegan los señores de TV Azteca, que la verdad no hicieron nada por el equipo, llegaron a hacer negocio, estaban en su derecho, pero no hubo organización, no hubo estructura, y ahora que llega el Grupo Orlegi las cosas cambian, con la palabra transformación, y lo hicieron porque ya son campeones”.

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Bermúdez no esconde su afición al Atlas, pero siempre ha respetado su profesión. “Siempre he tratado de ser totalmente objetivo e imparcial, en mis transmisiones me quito la camiseta rojinegra. Nunca lo he escondido, hay colegas que dicen que no le van a algún equipo y creo que son unos mentirosos, con todo respeto, porque si no le vas a algún equipo entonces no tienes pasión y el futbol es pasión. Esta vez expresé lo que me salió del corazón, pero si hubiera sido el León lo hubiera gritado igual”.

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El “Perro” no estuvo de acuerdo con la irónica felicitación de las Chivas, pero lo entiende. “Es una rivalidad, me parece que fue de mal gusto, las personas que manejan el marketing, les fue muy bien, tuvo impacto, pero hay momentos en que tienes que felicitar al rival, eso habla de grandeza, de humildad, y a Chivas le faltó. Eso da a entender que les dolió”.

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