Foto: Martín Montiel

En la Sultana del Norte pueden presumir a lo grande. Dos de las aficiones más pasionales del futbol mexicano disfrutan tener a los equipos que llevan la batuta cada semestre en la Liga MX Femenil. Eso es lo clásico.

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Monterrey y Tigres disputarán esta noche el primer episodio de su quinta final de la historia y el ambiente en el estadio BBVA fue inmejorable. No importan categorías, tampoco divisiones, la pasión no cambia e incluso es más familiar y armoniosa. No hay rencillas ni conatos entre las fanaticadas vecinas en el norte del país, si no todo lo contrario, en los alrededores del recinto se pudo observar a ambos sectores por todos lados y sin ningún tipo de restricciones. Desde los más pequeños con sus padres, hasta parejas de ambos bandos y amistades. Todo se llevó con tranquilidad.

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Tampoco afectó la distancia, mucho menos el horario. Al recinto regiomontano llegaron de todos lados. Desde San Pedro, San Nicolás de los Garza, General Escobedo, hasta Apodaca y Salinas Victoria. La pasión pudo más que todo.

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Eso sí, la Pandilla fue local y se hicieron sentir. Un sector de aproximadamente 75 aficionados se reunió y cantó a todo pulmón, con tambores y trompetas incluidos. La consigna fue esperar el camión de sus jugadoras y alentarlas. Los juegos pirotécnicos y bombas de humo en color rosa salieron entre la oscuridad y a pesa de que se equivocaron en el recibimiento, al explotarlo todo con un camión de utilería, en cuanto apareció el bueno, los gritos y cánticos sonaron entre risas.

El Clásico Regio Femenil se vive con mucha pasión. Sus jugadoras se lo han ganado a pulso, al ser las mejores y las amplias favoritas por el título desde siempre.

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