TOLUCA.- Experto tanto en la defensa central como con la lente, Paulo da Silva prepara el enfoque, mejora su visión y capta el momento justo cuando penetró las redes de La Máquina, el instante en donde terminó con la racha negativa del Toluca que desconocía la victoria desde hace cuatro fechas.

“Fueron fracciones de segundos, instantes como con ustedes (los fotógrafos) que tienen para hacer click con la cámara y captar el gol o el festejo”, dice el guaraní a ESTO, luego de su diana frente al arco cementero con el que le propinaron la segunda derrota en la campaña.

“Era importante anotar y más ganar, pues ya contábamos con una racha de partidos sin vencer, pese al esfuerzo del equipo, necesitábamos triunfar y lo bueno que fue contra Cruz Azul, un club con mucho arraigo”, explica y comienza a observar sus “poesías” de imágenes.

Cambia de lente, posiciona el 300 en el cuerpo de la cámara y da un click. “Creo que son segundos en donde uno tiene que aprovechar todos los instantes y contextos para anotar. El corner salió de lado izquierdo y buscas saltar lo más alto, ganas la carrera y rematas con la mayor fuerza, le echas más ganas cuando tienes hombres de mucha calidad como lo es el ´Maza´ y el portero Corona”, recuerda.

Con dos goles en lo que va del torneo, el hecho frente a La Máquina le da un mayor peso específico, pues Toluca no ganaba desde la fecha cuatro, cuando dieron cuenta de la UdeG por marcador de 3-1.

“Era importante ganar, ya nos lo merecíamos, creo que no estábamos jugando tan mal, pero los resultados no se nos estaban dando, esto es un gran impulso para escalar unidades y para posicionarnos en lugares de Liguilla”.

Después de Leones Negros, los Diablos contabilizaron empate contra Pachuca y Santos, y derrota frente a Veracruz, por lo que el traspié ante los jarochos caló hondo.

“Sí, fue el colmo para nosotros, no nos explicábamos el por qué de los resultados, jugamos bien y el rival nos venció. También contra los Laguneros sacamos un amargo dolor, pues nos empataron de último minuto”, recuerda cámara en hombro.

Su labor no es la de hacer anotaciones, sino detener a los delanteros del rival, pero su estatura de 1.80 metros lo pone como un defensor con gol. “Esa da la impresión, siempre como defensa buscas ser impenetrable, pero a la hora de atacar te conviertes en un delantero más, lo que pasa en pelotas paradas es que debes aprovechar tu estatura, pues en México son pocos los defensores altos, así que debes sacarle ventaja a tus características”.

Ya con un trajín de 18 torneos en el futbol mexicano sabe que el tiempo del retiro está por llegar, no sabe de fechas ni citas, pero reconoce que sus 35 años como profesional dirán adiós. “Un jugador siempre quiere jugar y más cuando estás cerca del retiro, ser capitán de un equipo importante, anotar más de treinta goles en mi posición no es fácil, uno disfruta el momento y más cuando se acerca el tiempo de decir adiós, lo disfruto al máximo.

Cuando es tiempo de marcharte hay que arriesgar”, concluye.