POR JESÚS TEPEPA
FOTO CORTESÍA: MARAYUZY ESPARZA

EN el misterioso devenir de la vida se encuentran caminos en ocasiones como prometedor horizonte… en otras quizá con abrojos… el caminante Rahúll lleva en el alma así como pensamiento el anhelo de ver al igual que escuchar la marea sónica electrónica del Daisy Carnival 2015…
El atardecer va tendiendo un manto generoso… el sol se oculta, sin embargo, deja la tibieza de esos rayos luminosos… el fuego incandescente que ha prendido en los corazones inquietos de aquellos fieles quienes de manera incesante inician un ritual inagotable.
La danza ha comenzado como una ofrenda a las deidades electrónicas, quizá haya quien tenga en la memoria los sucesos de cuatro décadas atrás… aunque es innegable que todos traen en el espíritu el enorme acontecimiento de hace apenas un calendario.
El aire recibe los sonidos creados por Dj Matachi… hay interés por escuchar esa mezcla de ayer con ahora… las reminiscencias vuelan alrededor cuando el estruendo se hace más fuerte con Joe Parra y su creativa manera de sacudir mentes… el viento abre las alas para recibir a Solar en homenaje al soberano de los astros… todos ellos con la bandera del país azteca.
Hay breves lapsos de espera aunque jamás de quietud… se percibe impaciencia que es calmada con el halo mágico de ¡David Guetta!… inmediatamente un despiadado ataque sonoro… Cuando la luz… se diga lo que se diga el hombre pregona “Esto no es una fiesta”, sin embargo, los vientos objetan diciendo lo contrario.
El aire transpira delirio al oír tan singular “Celebración”… todo parece lo mismo no obstante deje de serlo pero grita “No puedes sentir el cambio”… sin dejar un espacio vacío aparece esa efigie en medio de una nube de humo… ha sido el “Comandante”…
Otros fugaces instantes de aparente calma… irrumpe estruendosamente ¡Tiesto! para preguntar si basta Solo ser o se está Solo en la oscuridad… no hay sombras, todo es luminosidad porque la mirada observa nada más Cosas hermosas.
Un nuevo horizonte se abre como la mar… es otro Cielo azul con fulgores de este ritual dancístico… el casi derviche ha dejado los silencios en espera paciente de otra Centuria… el final se asoma… ese caminante Rahúll emprende el regreso, ha vivido bajo el ¡poder de los electrones!