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21, diciembre 2021 - 16:28

┃ José Ángel Rueda

Cordova América

José Ángel Rueda

Foto: Edgar Quintana | Mexsport

De Sebastián Córdova se han dicho muchas cosas. Que si puede pegarle a la pelota con las dos piernas. Que si su disparo de larga distancia. Que si su talento le alcanza para ir a Europa y triunfar. El nuevo jugador de los Tigres, sin embargo, puso fin a su etapa con América, y algo del sueño quedó inconcluso. Aquel futbolista con la 10 en la espalda y que llegó a ser comparado con Cuauhtémoc Blanco por su desparpajo para jugar, deberá seguir su camino en otro lado.

La carrera del canterano americanista tiene tintes meteóricos. Cuando aún era muy joven probó suerte en Alebrijes y Necaxa; fueron los Rayos quienes le dieron la oportunidad de debutar en el máximo circuito, bajo el mando de Marcelo Michel Leaño. Dueño de una técnica individual envidiable, Córdova regresó pronto al América, su casa, donde al poco tiempo logró consolidarse en el primer equipo.

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De la mano de Miguel Herrera, técnico con el que se reencontrará en la Sultana del Norte, Córdova se convirtió en un inamovible. Su capacidad para jugar entre líneas y cargar con el peso del equipo maravilló al Piojo, que no tardó en ponerlo como un firme candidato para emigrar al futbol europeo.

La constancia de Córdova jugó a su favor. El mediocampista fue capaz de mantener el nivel hasta el verano de 2021, donde brilló con la selección mexicana en los Juegos Olímpicos de Tokio. Córdova se convirtió en un pilar del esquema de Lozano, al marcar tres goles y dar tres asistencias en la justa nipona, donde México ganó el bronce.

Con las Águilas, el buen rendimiento lo llevó a uno de los máximos honores que pueden recibir los futbolistas que tratan bien el balón, que es portar el número 10, esa distinción reservada para los jugadores capaces de cambiar el rumbo de un partido.

Las comparaciones con Cuauhtémoc Blanco no tardaron en llegar, y Córdova se encargó de alimentarlas. En Tokio, tras marcar uno de los goles ante Corea del Sur, el mexicano se tendió en el terreno de juego y recostado, con la cabeza sobre su brazo derecho y la zurda en la cintura, en señal retadora, como aquella pose que el “Temo” inmortalizó ante La Volpe.

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Aunque la afición quería verlo triunfar con el número emblemático, las cosas no salieron bien para Córdova en el último semestre. El mexicano jugó 13 partidos, en los que marcó tres goles, pero las sensaciones de estar viendo al nuevo ídolo del americanismo decayeron. Tal vez la falta de confianza de Santiago Solari, que prescindió de él cuando más se necesitaba, o los comentarios de los aficionados, señalando de manera directa su falta de actitud y el creciente interés en cosas ajenas al juego, como la publicidad y los anuncios que comenzaron a colmar sus redes sociales.
En apenas unos días, Córdova pasó de ser el próximo Cuauhtémoc Blanco a ser vinculado con las Chivas, el máximo rival de las Águilas. Aunque todo eran rumores, algo había de cierto en que el tiempo se agotó para el futbolista, que buscará en los Tigres reescribir su historia. Talento tiene, eso siempre ha sido incuestionable.

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