JOSÉ ÁNGEL RUEDA

FOTO: JAIME REINA | AFP

Pocos personajes encumbran más el sentimiento barcelonista que Xavi Hernández. El ahora técnico azulgrana disputó 767 partidos con el Barcelona, al grado de convertirse en una de las máximas leyendas del equipo.

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Su maestría para marcar el ritmo dentro del terreno de juego y la garra para defender los valores del club pronto lo posicionaron como un referente, sobre todo en los duelos ante el Real Madrid, rival al cual enfrentará por primera vez desde el banquillo, en las semifinales de la Supercopa de España.

A pesar de la poca experiencia en las labores de técnico, Xavi Hernández no es un novato si de disputar clásicos de trata, al contrario, el de Terrassa conoce bien los códigos que se ponen en juego cada que el Barcelona se mide con el Real Madrid, sin importar el torneo, o la trascendencia del encuentro.

En su carrera como futbolista, el mediocampista enfrentó en 42 ocasiones al conjunto capitalino. No hubo rival al que Xavi tuviera tantas veces de frente; los que más se le acercan son el Espanyol de Barcelona, con 36, y el Athletic de Bilbao, con 34. Esta situación no es menor al momento de preparar un nuevo enfrentamiento ante el odiado rival, por más que el rol cambie.

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Los números, en esos 42 partidos, están a favor del catalán. El Barcelona tiene un registro de 17 victorias, 12 empates y 13 derrotas ante el Real Madrid. Por supuesto, el mediocampista no lo hizo solo, de su lado tuvo la época dorada de Pep Guardiola, en la que los azulgranas dominaron a placer al equipo merengue.

Xavi cuenta con recuerdos destacados en esta clase de duelos. El mediocampista era capaz de influir de manera activa en todos y cada uno de los aspectos del juego.

Aunque lo que más se recuerda es su capacidad para preservar la posesión del balón por encima de todo, para luego dar un pase preciso, también fue capaz de marcar algunos goles. La estadística indica que en esos 42 encuentros, de los cuales saltó como titular en 38, Hernández marcó cinco goles y dio 10 asistencias.

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Hay de goles a goles, todos valen lo mismo en estos partidos donde se juega el orgullo. Aunque hay unos que, por su importancia, se recuerdan más que otros. Acaso hay dos tantos ante el Real Madrid que marcaron la carrera de Xavi Hernández.

El primero, en uno de esos clásicos en la era de Rijkaard, cuando en los minutos finales Ronaldinho se inventó pase de vaselina para habilitar a Xavi, que en su genio fue el único capaz de ver el pase al espacio.

El mediocampista definió de forma extraña, para bombearle el balón a Casillas, ante la pena eterna de un Santiago Bernabéu repleto, que vio cómo la victoria se iba con el enemigo. Está también el gol que le marcó a Madrid en la noche del 5-0, noche festiva en el Camp Nou.

El de Terrassa se internó en el área y encontró un pase medido de Iniesta, Xavi controló y en el giro fue capaz de definir con un toque sutil ante la salida de un Iker previamente vencido.

El capitulo de asistencias es mucho más extenso, propio de su posición. Entre esos 10 pases de gol existe un partido en el que Xavi se graduó en el afán de constructor. Fue la noche del 2-6, en el feudo madridista. Aquella noche Xavi regaló cuatro asistencias. La primera a Puyol, en ese centro medido al corazón de área que meses después replicarían en el Mundial, con la selección de España.

En la velada el mediocampista se dio el lujo de habilitar a Henry y a Messi, en un par de ocasiones, la última con un giro incluido que dejó sembrados a los centrales y que abrió el espacio para la llegada del argentino, que definió al primer palo de un Casillas visiblemente frustrado.

Xavi buscará recuperar la esencia de las grandes noches para imponer condiciones ante el odiado rival. La situación, sin embargo, es diametralmente distinta. El Real Madrid luce superior y mucho inmerso en la idea de Ancelotti. El pasado no juega, sólo el presente.

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