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13, marzo 2022 - 21:41

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Liga Femenil (1)

Foto: Jose Luis Melgarejo | Mexsport

En el marco del Día Internacional de la Mujer se realizó el seminario “Las mujeres futbolistas y sus derechos humanos laborales. Una mirada rumbo al mundial 2026”, donde un grupo de investigadoras y especialistas en derechos humanos y laborales, perspectiva de género y comunicación, así como por periodistas expusieron las problematicas que padece el futbol femenil en México tales como: bajos salarios, pésimas condiciones para el entrenamiento y los partidos en aspectos como la alimentación, traslado, hidratación, uniformes, calzado; prejuicios sociales, acoso, poca cobertura, entre otras.

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Claudia Pedraza Bucio, especialista en género, comunicación y periodismo, explicó que las mujeres están representadas solo en 32 de cada 100 noticias y baja 7 por ciento cuando son protagonistas, solo 20 por ciento son consideradas como fuente de información y apenas una de cada 100 portadas coloca a una mujer como figura central de la noticia.

Refirió que el mito de que “el futbol femenil no vende” ha demostrado ser falso. En fecha reciente, el periódico El Economista dio cuenta que las audiencias de la Liga MX Femenil se incrementó de la Apertura del 2020 de cuatro millones de espectadores a la Apertura del 2021 a 4.8 millones. Sin embargo, acotó, este cambio no ha sido impulsado por los medios.

Pedraza considera que se debe incorporar la perspectiva de género en el futbol femenil y abordar otros problemas. Critico también que la visibilización de las desigualdades se enfoque nada más a sueldos y que condiciones de desigualdad se queden en lo anecdótico, como “un chisme”. No se aborda qué hacen las futbolistas cuando no juegan, si les pagan o les dan liquidación cuando terminan la relación laboral o si tienen acceso a espacios libres de violencia o acoso sexual.

 

 

Hortensia Moreno Esparza se refirió a los prejuicios de la mujer en un espacio de esparcimiento y vinculado con las masculinidades. Ejemplo de estas formas de pensar del ser mujer y ser hombre fue la violencia brutal generada en el Estadio Querétaro este fin de semana. Para la académica, esa violencia es resultado de los prejuicios sociales. Estima que es muy difícil pensar en las mujeres como trabajadoras en un lugar de esparcimiento, como son los estadios, por los prejuicios difundidos por los medios de comunicación.

Recordó que el deporte se inventó como una actividad masculina por excelencia, por lo que la inserción de las mujeres se ve como una invasión. Sin embargo, la participación de las mujeres se ha ido incrementando. Llamó la atención en la situación de las mujeres como una “caja de resonancia”, respecto a los derechos laborales y las desigualdades a las que se enfrentan.

Hernández Vega relató que el surgimiento de la liga femenil en México, en 2016, se hizo para que México pudiera ser sede de la Copa del Mundo de 2026, junto con los otros dos países, como una medida precipitada y que como consecuencia trajo sueldos para las jugadoras apenas para lo básico de dos mil pesos. Por eso muchas prefieren quedarse en el futbol amateur.

La periodista exhibió las precarias condiciones laborales que tienen las mujeres futbolistas, desde carecer de lugares adecuados para entrenar, proveerse su propia comida, hidratarse con sus propios recursos, firmar contratos que no les favorecen con cláusulas sobre preferencias sexuales y embarazo y sueldos que no cubren lo básico. Solo algunas han logrado salarios mensuales de 30 mil pesos, pero nada comparable con los futbolistas que llegan a ganar hasta 750 mil pesos.

Exhibió a los directivos de los clubes que no invierten en ellas, las mandan a los juegos en autobús, con trayectos de hasta 12 horas. Y si viajan en avión, los pasajes se cubren de sus propios bonos, como sucedió con las jugadoras del Atlas. Otro ejemplo que mencionó fue el de las “Bravas de Juárez”, quienes no tenían uniformes de entrenamiento adecuados para bajas temperaturas.

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Los directivos, dijo, se ponen de acuerdo para poner topes salariales de no más de 50 mil pesos, pero no determinan un salario mínimo digno. Actualmente hay clubes que siguen pagando 2,500 pesos y con pésimas condiciones, como Necaxa o Mazatlán, aunque otros proporcionan mejores prestaciones, como Pachuca, Tigres, Rayados. Lo que se busca es un sueldo para que puedan vivir como futbolistas. Solo España y Estados Unidos tienen contratos colectivos, agregó.

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