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10, marzo 2015 - 16:07

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POR DANIEL CHANONA
CORRESPONSAL

MADRID, España.- Con demasiadas tornas el Real Madrid se impuso en los octavos de final de la Champions League por marcador global de 5-4 al Schalke 04, con par de anotaciones de Cristiano Ronaldo y Karim Benzema en el partido de vuelta (3-4), disputado anoche en el estadio Santiago Bernabéu, que abucheó a un alicaído conjunto que presumió de histeria colectiva. Pareció emerger de entre los escombros de un futbol de academia para mantenerse en pie de guerra. Que le de gracias a la íntegra resulta. Así, reescribir la historia que desempolvó sus dominantes ansias de prosapia universal tras adjudicarse en mayo su décima “orejona”, está en alemán.

Acogido, cauto de un rival insospechado, a la usanza Di Matteo, los germanos aguardaron la puesta en escena de su mejor acto: el contragolpe. Si algo saben hacer, y muy bien, es subsanar fracturas en la retaguardia para ganar presencia cuando el oponente duda o desatina, a lo que tanto se dedicó el Madrid en la primera parte hasta que Cristiano Ronaldo sacó provecho por los aires de un tiro de esquina que, a mediana altura, confeccionó Toni Kroos luego de exigirle a la grada que se volcara en cánticos previos al cobro como avío de conjura. Llamamiento que al minuto 24 le suministró oxígeno.

El Real Madrid evidenció de nuevo que no está bien. Está roto, maltrecho, con el brío de sus mediocampistas malherido y un mermado surrealismo de sus videntes en ataque. Porque el Madrid muerde, recupera, propone… y peca, infringe mucho en la última descarga. Sus conexos en la ofensiva han extraviado el ida y vuelta que tan bien le sentó a comienzos de temporada. Para su beneplácito, en octavos se cruzó con un equipo voluntarioso, que halló consuelo en su fe más que en sus nobles ideales futbolísticos, pero ello le bastó al minuto 20 para desconchar las dudas del madridismo, ocultas bajo la alfombra, a la postre del refute del delantero portugués. Christian Fuchs sazonaría un encuentro que rozó la medianía. No obstante, se le agradece. Su obstinada insistencia contagió a Huntelaar, quien magulló el larguero para luego contrarrematar la intentona de Max Meyer, que se estrelló en el portero Iker Casillas, antes de apretar las tuercas de la reyerta al minuto 40.

Sin embargo, aunque vaguen diezmados por los reveces del balón, los blancos se fían de su instinto. Al borden del entretiempo, un centro de Fabio Coentrao por la izquierda halló complicidad en la cabeza de CR7, quien equiparaba 2-2 la cuantía parcial de una celebración rocosa y exponencialmente impredecible, tanto como Karim Benzema, un exquisito en el regate como en el arte de pasar inadvertido. Al 52’, despachó con amagues a la defensa, propició el achique dubitativo del cancerbero y definió raso, con parsimonia, hacia el marco descubierto… pero Leroy Sané replicó enseguida con un golazo a segundo poste que dejó sembrado a Casillas, con la displicencia de su retaguardia como testigo.

Y volvió Luka Modric, y con él la clarividencia. Al menos en apariencia. El Madrid, digamos, encontró equilibrio y transiciones más solventes que de costumbre, aunque las pulsaciones aminoraban cuando el Schalke dividía la pelota. De nuevo Huntelaar corroboró el diagnóstico; veloz, ganó la espalda de Pepe y Raphael Varane al minuto 84, y en un pispás divisó la intromisión de la esférica en portería contraria. Las quinielas se desplomaron por el suelo, como la moral del anfitrión pomposo que seguirá vivo en la Champions pero al borde de la terapia intensiva si no se vacuna ya contra la desventurada monotonía.

ALINEACIONES

Real Madrid: Casillas; Varane, Pepe, Arbeloa (Nacho 83’), Coentrao (Marcelo 58’); Khedira (Modric 58’), Kroos, Isco; Bale, Benzema y Cristiano Ronaldo. DT.- Ancelotti.

Schalke 04: Wellenreuther; Höwedes, Fuchs, Nastasić, Matip; Meyer, Höger (Goretzka 58’), Barnetta (Uchida 81’), Neustädter; Choupo-Moting (Sané 29’) y Huntelaar. DT.- Di Matteo.

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