MIGUEL ÁNGEL MÚJICA

Foto: Ramón Romero

ENVIADOS

San Pedro Sula.- El clima afectó tanto a México como a Honduras. El reconocimiento de cancha de ambos cambió y fueron los catrachos los que se alejaron por completo de la sede del encuentro.

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Ya con rumbo a la salida de la ciudad, a una distancia de poco más de 13 kilómetros del estadio Olímpico Metropolitano, los catrachos aprovecharon la tranquilidad de una escuela privada para entrenar sin reflectores.

Los jugadores llegaron poco después de la tres y media. Ilusionados con el juego pese a lo mal que les ha ido en el octagonal, los hondureños aprovecharon para comenzar con peloteo entre ellos. Por otro lado, los arqueros comenzaron con su calentamiento cuando Hernán Darío Gómez entró al rectángulo. El Bolillo dejó que sus jóvenes se distrajeran un poco, mientras él observaba a lo lejos.

La novedad fue no ver a Romell Quioto con sus compañeros. El atacante y hombre con más renombre no apareció y es duda para el choque de mañana. Por lo pronto, no lo arriesgarán, aunque él quiera estar en el terreno de juego.

Los jugadores escucharon el grito del auxiliar técnico de Gómez y de inmediato se agruparon. El entrenamiento real comenzó con un trote ligero, después una plática del Bolillo y por último el planteamiento táctico que se presume será el mismo que ante Panamá.

La juventud es lo que caracteriza a los actuales catrachos. Los de más experiencia, el arquero Luis López y el delantero Quioto serán los que lideren a un grupo de juveniles que vivirán su primera experiencia ante el llamado Gigante de la Concacaf.

Así cerró su entrenamiento Honduras, con la tranquilidad del exterior de la ciudad, pero con la responsabilidad de competirle al siempre favorito equipo Tricolor.

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