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30, abril 2022 - 6:00

┃ José Ángel Rueda

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JOSÉ ÁNGEL RUEDA 

FOTOS: OSWALDO FIGUEROA 

Ubicada entre las calles Sur 11 y Sur 12, en Valle de Chalco Solidaridad, una cancha de color azul y azul celeste rompe con la monotonía de las casas. Es conocida como ‘La Doce’, el lugar donde los niños del municipio acuden los martes y los viernes para aprender los valores de la vida a través del futbol y ahora más, con el apoyo del Manchester City. Aunque su nombre tan sólo evoca la dirección, algo de magia se esconde en el número: el 12, cifra mítica que conecta al hombre con el juego. 

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El choque de las suelas de los zapatos con el cemento es constante; es el ritmo del futbol callejero, el que se compone del sonido de los balonazos a las paredes y a las rejas, el de las celebraciones. Ahí, en ‘La Doce‘, bajo las licencias que permite la imaginación, es posible ver a Cristiano Ronaldo vestido con la playera del Barcelona, mientras celebra con su tradicional “siuuuu”.  

La cancha es producto del esfuerzo compartido. Todo comenzó con Natlik, una asociación conformada por jóvenes de Valle de Chalco que, cansados de no tener un futuro dentro de su municipio, optaron por construirlo. En el camino conocieron a ‘Love Futbol’, que a su vez los contactó con el Manchester City. El club inglés, mediante su fundación ‘Cityzens Giving’, financió en el 2018 la recuperación de un espacio que estaba perdido y capacitó en Inglaterra a Valeria y Daniela, las dos entrenadoras comunitarias. Ahí aprendieron técnicas de liderazgo y estrategias lúdico deportivas. Desde entonces ‘La Doce’ no ha dejado de crecer.

En Valle de Chalco tenemos un problema muy grave que es la ausencia de los padres porque tienen que ir a trabajar, ellos se dedican al trabajo y la mayoría del tiempo desatienden al niño, entonces el niño utiliza otro tipo de estereotipo o de conexión y lo encuentra con los chicos banda, la drogadicción y el alcoholismo, se pierde un concepto de valores. En estas herramientas que aprendieron en el Manchester, ellas proporcionan cierto conocimiento, les inculcan valores a los niños para que podamos, de alguna manera, llenar este hueco que lamentablemente por la necesidad de los padres se tiene”, cuenta Pablo Herrera, uno de los líderes del proyecto

Dentro de la cancha, niñas y niños que oscilan entre los siete y los 15 años se juntan, entre risas participan en las dinámicas. Hay una que se llama el “Círculo de amigos”, ahí, cada uno reflexiona sobre un tema en específico y luego lo expone ante el grupo. Este martes, por ejemplo, tocó hablar de la inclusión.

“A partir de las enseñanzas de Manchester City, aquí adaptamos un programa donde hacemos un entrenamiento que no está dirigido para crear profesionales ni jugadores de futbol, sino crear buenos ciudadanos, en este sentido, lo que hacemos es toda una integración en la cual le enseñamos diversos temas a los niños como respeto, valores, a través de este deporte”, agrega Pablo.  

MÁQUINA DE SUEÑOS

Después de la parte didáctica suena el silbatazo, entonces llega el alboroto, los niños saben que es momento de la esperada reta. Se ponen las casacas y comienza el juego. Las playeras de Barcelona, Manchester City, París Saint-Germain y Real Madrid reflejan algún sueño. Basta con que el balón cruce los postes amarillos para desatar la euforia. Luego vienen los más chicos, y la magia se replica.   

“Me siento bien, esto me ayuda mucho en lo que quiero, para jugar, me enseñan valores, me enseñaron a respetar a la gente, te muestran muchas cosas aquí”, dice Carlos, de 13 años, quien quiere ser futbolista y arquitecto.

“Se siente muy bonito venir aquí a la cancha, porque es más bien como un lugar para despejarse de todo el estrés, venir a convivir, echar tantito relajo con tus amigos, jugar, que es algo que nos gusta a casi todos aquí”, dice Jait, vestida con la playera del París Saint-Germain, el club al que sueña con llegar. “Desde chiquita siempre me ha gustado el futbol, apenas comencé a jugar, de hecho me gustaría mucho llegar a ligas más grandes, y sé que puedo lograrlo”, confiesa, con una sonrisa.

RINDE FRUTOS 

En casi cuatro años el programa ha beneficiado a más de 400 niños. Los resultados se ven en los números, pero también en su actitud. “Lo que más me llena es que los niños se divierten, y no nada más en lo implementamos aquí, sino que realmente hay un cambio en cada uno de ellos, aproximadamente tenemos entre 90 niños que vienen los martes y los viernes, ya hay mejoras y los padres de familia vienen a felicitarnos por el proyecto, eso me llena de mucho orgullo”, narra Valeria Guzmán, una de las entrenadoras.

La figura de las instructoras es fundamental, funcionan como una guía, no sólo en lo deportivo, sino en lo personal. A ‘La Doce’ han llegado niños con problemas de adicciones y conducta, incluso psicológicos, pero han logrado salir adelante. 

“Disfruto compartir con ellos esas dos horas en las que, a lo mejor sus papás, por diferentes motivos, no pueden estar y a la vez que les pueda yo enseñar algo y que ellos se lo puedan llevar, que tengan esa compañía y ese calor de alguien que los apoya, que les dé atención”, narra Daniela Mendoza, otra de las entrenadoras. 

CONCIENCIA SOCIAL 

Cuando la tarde cae en Valle de Chalco Solidaridad, los niños regresan a sus casas. En ‘La Doce’, sin embargo, la actividad no termina. Esa tarde tocó la visita de los miembros fundadores de Natlik, ese proyecto que surgió de la voluntad de cambiar las cosas en uno de los municipios más vulnerables del Estado de México. 

Según las últimas cifras proporcionadas por el gobierno de México, de las 392 mil personas que habitan la comunidad alrededor de 279 mil viven en condiciones de pobreza. En cuestión de seguridad, de acuerdo con el semáforo delictivo publicado por el Estado de México, en el mes de marzo del 2022 Valle de Chalco Solidaridad presentó un alto índice delictivo en materia de extorsión, robo y violación. Ante la complejidad del presente, sin embargo, se trabaja en un mejor futuro. 

“Vimos que Valle de Chalco tiene delincuencia, drogadicción, violaciones, muchas cosas que perjudican a una sociedad, y nos dimos cuenta que todo se refleja en el espacio público, es el reflejo de todo lo que sucede en las casas, y ahí fue donde vimos que la manera era intervenir, pero no intervenir por intervenir, porque eso lo puede hacer el gobierno, sino hacerlo con algo de conciencia social”, reflexiona Luis Enrique Martínez, presidente de la asociación. Las risas de los niños es lo más parecido a una misión cumplida.

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