RUBÉN BERISTÁIN

Foto: Luis Garduño

Confianza absoluta, apoyo máximo y una fe inquebrantable por alcanzar una décima gloria en próximas semanas. Todo eso se juntó en el hotel de concentración de Cruz Azul.

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La noche previa a los cuartos de final de ida ante Tigres se tornó completamente azulada al sur de la Ciudad de México. Cerca de 350 aficionados se organizaron para llevarle serenata a su equipo en un claro mensaje lleno de optimismo y unión entre aficionados y jugadores. A pesar de que últimamente el juego de La Máquina del director técnico Juan Reynoso no convence del todo, eso quedó de lado.

Con trompetas, tambores, globos, decenas de banderas, mantas, carteles y hasta juegos pirotécnicos fue como hicieron sentir su apoyo. “No te abandonamos, te queremos y te alentamos“, fue uno de los primeros cánticos que se escucharon en el inmueble hotelero, para después darle paso “Vamos, vamos azules vamos a ganar” y el infaltable “Yo soy celeste, es un sentimiento que no morirá.

“Este año tienes que levantar la Copa, cementero contigo hasta donde vayas“, fueron los sonidos que retumbaron.

Por unos momentos todo se detuvo. Los organizadores tenían algo preparado. Algunas bengalas en color azul pudieron observarse, también bombas de humo. Ese fue el momento cuando los futbolistas decidieron salir. Erik Lira, Sebastián Jurado, Uriel Antuna y Santiago Giménez fueron los más emocionados. Cada uno tomó una bandera y la ondeó junto a su fanaticada. Eso levantó más los gritos y la algarabía.

Todo culminó con un mensaje del líder barrista. “Hay futbolistas comprometidos con nosotros. Tigres es un equipo chico y sin jerarquía y les vamos a ganar“, lanzó como una advertencia.

La afición hizo lo suyo. Ahora le toca a Cruz Azul dar el primer golpe de autoridad y llevarse una buena ventaja a Nuevo León, que los ponga cerca de la antesala de la final.

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