VALENCIA, España.- Vicente Ruiz “El Soro” cortó una oreja al igual que Ponce en un flojo encierro de Juan Pedro Domecq, de pobre presencia y juego. Lleno en la plaza.
“El Soro”: Oreja y vuelta. Enrique Ponce: Oreja tras aviso y ovación. Manzanares: Silencio tras aviso y silencio.

“EL SORO” ARRASÓ EN VALENCIA
Veintiún años después ha vuelto a pisar la arena del coso de la calle Xàtiva Vicente Ruiz “El Soro”, y con él el Sorismo, puesto que ha firmado una tarde en la que ha puesto patas abajo a su plaza, desde el mismo momento en que inició el paseíllo hasta la finalización del largo festejo, tres horas después.
Ha banderilleado como en sus mejores tiempos a su primero, nobilísimo que ha embestido con suavidad tanto al capote como a la muleta. Bien a la verónica. Colocó al toro en la suerte de varas por chicuelinas y navarras. A pesar de sus evidentes deficiencias físicas ha banderilleado con solvencia destacando un par quebrando al violín. La plaza, un clamor ha coreado su nombre.
Brindó a sus hijos y clavó la bandera de la Comunidad Valenciana en el centro del ruedo. Lo mejor del trasteo, varios naturales largos, el epílogo de la faena ha sido marca de la casa, arrimón, metiéndose entre los pitones del toro, péndulo y teléfono incluidos. Falló al primer intento con el fleje quedando atravesado, pero en el segundo intento el efecto del acero fue fulminante. La plaza, un manicomio solicitando el trofeo para Vicente.
Su segundo no tiene las mismas condiciones que su primero. Brinda a Ponce y Manzanares pero el toro no tiene las mismas condiciones que su primero, quedándose corto y viniéndose abajo pronto. Lo intenta todo “El Soro”. En la suerte suprema sale trastabillado. Una vez en el suelo el toro le busca pero todo queda en pisotones que dejan al matador conmocionado. Petición que no se concede y dos vueltas.

ENRIQUE PONCE, 25 AÑOS DESPUÉS
Enrique Ponce cumplió 25 años de alternativa, que no es poco. Su primer toro, el mejor presentado y con mejores hechuras, ha sido un buen regalo de aniversario, pronto, noble y con chispita, le ha permitido torear con temple y empaque, aunque es verdad que la faena nunca ha terminado de romper en lo gordo. Dos series de naturales han sido lo más destacado de su actuación, junto a un bellísimo cambio de mano. Tras una estocada trasera ha cortado una oreja.
El quinto ha sido una burra, soso, sin transmisión, iba y venía sin decir nada, y eso, unido a la facilidad con la que torea el de Chiva, no ha tenido calado en los tendidos. Deslucido el torito echando siempre la cara arriba al final de cada muletazo.

MANZANARES NO TUVO SUERTE
José Mari Manzanares ha visto cómo volvía a los corrales el primer toro que le había tocado en suerte por su evidente blandura. El sobrero, peor que el titular y en cambio el señor presidente lo ha mantenido en el ruedo. El alicantino realizó par de series de circulares invertidos que han despertado al público, aunque en vano, puesto que Manzanares se ha atascado con los aceros, viendo silenciada su labor. Ha toreado despacio el sexto, intentándolo por ambos pitones, bajándole la mano, pero pronto se ha visto que no había nada qué hacer.