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20, marzo 2015 - 9:29

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EFE

De la mano del entrenador español Julen Lopetegui, un todavía imberbe Porto pretende continuar su andadura en la Champions y dar la sorpresa contra el temible Bayern de Múnich, para lo que querrá hacer valer su condición de invicto.

Los “dragones”, único equipo que no ha perdido ni un sólo partido en esta edición de la Liga de Campeones, confían en el “jogo bonito” que proclama su técnico para imponerse al conjunto bávaro, pese a que su rival es el claro favorito en esta eliminatoria de cuartos de final.

El once tipo de Lopetegui, ordenado en un 4-3-3, es extremadamente joven, con una edad media de apenas 24,5 años, y ninguno de sus integrantes llega siquiera a la treintena.

Jugadores de gran proyección como los brasileños Danilo (23), Álex Sandro (24) y Casemiro (23), los españoles Óliver (20) y Tello (23), el mexicano Héctor Herrera (24) y el argelino Brahimi (25) son parte fundamental de este equipo.

La experiencia la pone, sobre todo, el delantero colombiano Jackson Martínez, estrella del conjunto blanquiazul y que a sus 28 años ya porta incluso el brazalete de capitán.

Dos centrales curtidos como Maicon y Marcano -quien ha desplazado al holandés Martins Indi del once titular- y el portero brasileño Fabiano completan el esquema de un Oporto más brillante en Europa que en la Liga portuguesa, donde ocupa la segunda posición, a cuatro puntos del líder, el Benfica.

El ideólogo del proyecto de este año en el club luso no es otro que Julen Lopetegui, fervoroso admirador del “tiki taka” que acuñó su compatriota Pep Guardiola, rival en los banquillos en esta eliminatoria.

Ambos son amigos -coincidieron durante su época como jugadores en el Barcelona- y se les pudo ver juntos esta semana en el Calderón, donde presenciaron desde la grada el Atlético de Madrid-Leverkusen.

El buen trato al balón es la premisa básica del técnico vasco, cuyo estilo generó dudas en suelo luso durante los primeros meses de competición.

Tres empates consecutivos en Liga en el mes de septiembre y las derrotas contra dos de sus principales contendientes, Benfica y Sporting de Lisboa, pusieron en duda la credibilidad del entrenador, para el que el Oporto es su primera oportunidad en un banquillo de primer nivel.

Sin embargo, la actuación inmaculada del equipo en la Liga de Campeones y un progresivo acercamiento al liderato en el campeonato nacional sirvieron para tranquilizar los ánimos.

La responsabilidad es máxima en un Oporto acostumbrado a ganar títulos durante las últimas décadas y que el año pasado vivió una pesadilla al cerrar la temporada en blanco.

Para esta campaña, su eterno presidente, Jorge Nuno Pinto da Costa, apostó fuerte e hizo una importante inversión para reforzar la plantilla blanquiazul.

A las llegadas como cedidos de grandes promesas como Tello (procedente del Barcelona), Óliver (propiedad del Atlético de Madrid) o Casemiro (prestado por el Real Madrid) se sumaron fuertes desembolsos por el español Adrián López (11 millones por el 60 % del pase); Martins Indi (7,7 millones) y Brahimi (6,5 millones).

Brahimi y Adrián han sido de momento la cara y la cruz de este Oporto. El internacional argelino -ex del Granada- se ha destapado como un brillante mediapunta, lleva 12 goles en 31 encuentros y su rol es clave en el esquema, ya que puede formar parte del trío atacante o acomodarse en la línea de centrocampistas.

Adrián, por el contrario, no ha gozado de continuidad con un Jackson Martínez en plena forma -26 tantos en 34 partidos lo dicen todo- y cuando tuvo la ocasión, una inoportuna lesión le impidió progresar.

De hecho, esa rotura muscular le mantiene en el dique seco desde hace cerca de dos meses y el club acabó por no inscribirlo para las siguientes fases de la Champions.

La calidad técnica de sus jugadores, el fútbol de posesión que practica y su amplitud de plantilla -futbolistas revulsivos como el portugués Ricardo Quaresma o el colombiano Juan Quintero aguardan su oportunidad en el banquillo- son los puntos fuertes de un Oporto al que se le achaca cierta debilidad defensiva.

Los “dragones” cosecharon cuatro victorias y dos empates en la fase de grupos -eliminaron a BATE Barisov y Athletic de Bilbao- y superaron cómodamente la eliminatoria de octavos frente al Basilea gracias a un empate en Suiza y una clara goleada por 4-0 en la vuelta ante a su afición.

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