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Mira

25, marzo 2015 - 22:24

┃ María Vega

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POR HÉCTOR REYES

A SUS incipientes 19 años, la pesista Jennifer Cantú sufrió dos lesiones que la retiraron el 2014, por lo cual no le ha sido fácil regresar a la cumbre deportiva que estaba acostumbrada con un palmarés singular dentro del levantamiento de pesas en la categoría de los 63 kilogramos: subcampeona mundial Sub-17, medallista de bronce en el Campeonato Mundial Universitario y campeona panamericana con nueva marca, resultados que la proyectaron como la sucesora de la monarca olímpica Soraya Jiménez.
“Estoy en una fase de recuperación, tuve lesiones en codo y un desgarre en la pierna izquierda. El doctor Héctor Martínez, de la CONADE, me trató con plaquetas y ya regresé al gimnasio con la esperanza de retomar mi nivel”, declaró la hija del luchador del Consejo Mundial de Lucha Libre “Bronco” cuyo nombre adoptó de la banda que lo patrocinó en su carrera.
“La confianza primero la ponemos en Cristo, Jesús, nuestro dios en los entrenamientos, tenemos muy buenos entrenadores. Entonces, claro, tengo la confianza de obtener un buen resultado”, señaló la atleta regiomontana de cara al Campeonato Nacional que se realizará en San Luis Potosí a mediados de mayo.
“De estar en la cima y tocar fondo creo es parte del proceso de un atleta de alto rendimiento, ahora gracias a Dios ya me he recuperado de las lesiones. Este año es clave para mí y todos mis compañeros, no hay rival pequeño, todos tenemos posibilidades”, reiteró la estudiante de administración de negocios por la Universidad Autónoma de Nuevo León, apoyada en todo momento por su familia, especialmente de su papá Ulises Cantú, su inspiración en el deporte.
“Vengo de familia de luchadores y fisicoculturistas, entonces desde niña mi papá siempre me llevó a gimnasia, natación, clavados y atletismo, porque era una niña hiperactiva y muy problemática. Entonces en ninguno encajaba y me llevó a pesas, yo no quería, odio pesas, lo aborrecía y aquí me quedé, se ha vuelto mi vida y es lo que más me gusta hacer”, relató Jennifer tras recordar el fallecimiento del hijo del Perro Aguayo, amigo de su padre desde que eran adolescentes.
Estamos no sólo yo y mis papás sino toda la lucha libre mexicana está de luto y Dios lo tenga en su santa gloria. Es parte del espectáculo y pues ni modo. Mi papá conoció a toda su familia, yo lo vi luchar, sé el atleta que fue y es lamentable la pérdida del hijo del Perro Aguayo”, expresó la halterista que además exhortó a su papá para que regrese a los encordados.
También, Jennifer pedirá una oportunidad al Consejo Mundial de Lucha Libre, después de su participación en Juegos Olímpicos, porque considera a la lucha profesional un deporte completo y muy real.
Le han ofrecido ser modelo, conductora, consideró que tiene muchas puertas abiertas, pero ahora le toca hacer lo que le corresponde en las pesas y los estudios.
“El objetivo de todo deportista es ir a Juegos Olímpicos, y por supuesto conquistar una medalla de oro; si se puede lograr será genial, yo no me quiero adelantar, yo le pido a Dios primero que me dé licencia para llegar de su mano. Si no son estos (Río 2016), van a ser los otros (Tokio 2020), ese es el objetivo, hasta que se cumpla se acaba esto: no perdemos la fe de una medalla olímpica como lo hizo Soraya Jiménez”, declaró la deportista cincelada con un cuerpo perfecto, aunque ignora sus medidas, aseguró que tiene 60 de cintura, con una sonrisa proveniente de su acento norteño.

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