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27, marzo 2015 - 12:19

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POR OMAR RODRÍGUEZ TELLO
ESTO DE PUEBLA

Puebla.- El tiempo voló.
Ya pasaron 23 años desde aquel dos de diciembre de 1992 cuando Cuauhtémoc Blanco, el último ídolo del futbol mexicano, apareció en Primera División vistiendo la playera de las Águilas del América. En aquella fecha, Blanco debutó ante León gracias a la confianza que le brindó el entrenador Roberto Falcao.
Sin saberlo, ese día Blanco Bravo inició una de las carreras más exitosas en el futbol mexicano, sin embargo, ésta se encuentra en el último tramo, en su agonía, pues es cuestión de minutos para que el eterno “Temo” diga adiós a las canchas.
El hasta hoy jugador del Puebla, tiene una cita con el destino. Sería en la jornada 12 cuando Cuauhtémoc, enfrentando a Toluca, le ponga punto final a su vasta y exitosa trayectoria en un duelo crucial para su equipo, mismo que lucha por no descender.
Y es que el talentoso y polémico creativo, que tiene por delante una nueva faceta como político, nunca tuvo límites, jamás se guardó nada y rindió lo mismo en equipos de Primera División que del circuito de ascenso, en la MLS con el Chicago Fire o en la Liga Española con el Real Valladolid.
Pero que quede claro. El “10” pasó de ser un elemento fuera de serie para convertirse en ídolo, generador de emociones, referente de nuestro futbol y pieza clave para que México tenga el lugar que hoy tiene en el ámbito internacional fue en Selección Nacional. Sí, Blanco mantuvo un idilio con el equipo Azteca desde su primer partido como seleccionado mexicano, mismo que aconteció el primero de febrero de 1995 en un partido ante Uruguay.
Miguel Mejía Barón, otrora entrenador nacional, no se equivocó. El timonel convocó por primera vez a Blanco, quien más tarde, ya como jugador del equipo preolímpico, ganaría el segundo lugar en los Juegos Panamericanos de Mar de Plata en 1995.
Desde aquel lejano año, Blanco tuvo un meteórico ascenso, se ganó un nombre con la playera verde y fue acumulando participaciones en los mejores torneos, los de más importancia en el orbe.
Asistió a los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996 como parte de una Selección que tenía entre sus filas a otros elementos de gran calidad como Jorge Campos, Claudio Suárez, Pável Pardo y Luis García, entre otros.
Blanco también jugó Copa América, pero fue en la Copa del Mundo de Francia 1998 donde apretó el puño y con tinta indeleble marcó el punto de partida de su fabulosa historia en la máxima justa avalada por FIFA.
Y es que el jugador nacido en el barrio de Tlatilco fue un factor importantísimo para que México avanzara a la segunda fase del Mundial, en el cual, por cierto, llamó la atención a nivel internacional por emplear la “Cuauhtemiña” en el partido ante Corea.
Un partido después, Blanco marcaría su nombre en la historia de México en los mundiales al anotar un espectacular gol ante Bélgica, con el cual ayudó a sellar el empate con los europeos.
Tras esta aventura mundialista Cuauhtémoc continuó triunfando. Cómo olvidar aquel cuatro de agosto de 1999 cuando Blanco, como referente de México en la final de la Copa Confederaciones, le clavó un gran gol a Dida, tanto con el que colaboró para el triunfo Azteca ante Brasil.
Siguieron los éxitos. Se volvió un infaltable en las convocatorias y jugó su segunda Copa del Mundo en 2002, donde por cierto le anotó a Croacia. Cabe señalar que en gran parte México calificó a ese Mundial gracias al “Cuau”, quien junto a Javier Aguirre salvó una eliminatoria que parecía perdida.
Blanco se ausentó de Alemania 2006 por decisión técnica de Ricardo La Volpe, pero regresó para Sudáfrica 2010 para rubricar otro gol histórico, el que decretó la victoria de 2-0 frente a Francia.

ADIÓS A LA SELECCIÓN
Tras cuatro años de ausencia, Cuauhtémoc Blanco regresó a la Selección para despedirse del equipo con el que más lució, en el que se volvió figura. El veterano jugador, ya parte del Puebla, jugó su último encuentro con el equipo Azteca en un partido frente a Israel, que marcaría también el adiós de México en casa antes de viajar a la Copa del Mundo de Brasil 2014.

MOMENTOS DIFÍCILES
Los momentos felices fueron mayoría en la carrera del “10” de La Franja. No obstante, también existen dos episodios tristes, pero que pusieron a prueba al ídolo.
El 18 de noviembre de 2000, en el marco de la eliminatoria mundialista, México enfrentó a Trinidad y Tobago. En este partido el trinitario Ansil Elcock alejaría de las canchas varios meses a Cuauhtémoc y al mismo tiempo estropearía su paso por el futbol español al clavarle los tachones en la rodilla derecha, provocándole rotura de ligamento cruzado anterior.

PRESENTE
Hay más pasado que presente en la carrera de Cuauhtémoc Blanco Bravo.
En su última etapa como jugador profesional, también ha sido protagonista en el Puebla, equipo que le permitió demostrar que la edad no importa para competir cuando se tiene sapiencia, lectura de juego, liderazgo, valentía y calidad.
Cuando muchos pensaban que aportaría muy poco a un equipo que lucha por evitar el descenso, otra vez se encargó de callar a sus detractores.
Cuauhtémoc, tanto en el Apertura 2014 como en el Clausura 2015, se ha presentado como pieza importante del equipo camotero, tanto en liga como en copa. Cómo dejar de lado su primer gol como enfranjado en liga, anotado el torneo anterior en el dramático empate a un tanto frente a Querétaro.
Y por supuesto, su último doblete en el máximo circuito, que firmó el 22 de noviembre de 2014 en el estadio de la Angelópolis que lleva su nombre, sede en donde Puebla empató a tres con Santos.

LO QUE VIENE
La cuenta regresiva marca las horas finales del ídolo como jugador profesional. Su carrera política le espera a la vuelta de la esquina, sin embargo, el futbol le ofrece una batalla de despedida.
Si no ocurre un cambio repentino, lo que es poco probable, Blanco se despediría de las canchas en abril. Cuauhtémoc nada le debe al futbol, pero quiere que su adiós no sea amargo, al contrario, anhela que sea digno de un festejo y solamente hay una forma de que así sea y es salvando al Puebla, situación que luce complicada.

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