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30, marzo 2015 - 10:47

┃ ESTO

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POR DANIEL CHANONA
CORRESPONSAL

MADRID, España.- Ciento veinte triunfos y contando. El Real Madrid salió de nuevo airoso del derbi más añejo de la Liga Endesa, contra Estudiantes, al que se ha topado en 193 partidos, y al que doblega casi siempre. 92-66, laurel madridista que se suma por séptimo año consecutivo a las estadísticas de imbatibilidad en el Palacio de los Deportes.
El viernes, en un partido de la Euroliga, Gustavo Ayón brindó su mejor exhibición tras su malestar en el hombro izquierdo. Sacó a flote a un equipo urgido de espabilo, ante el actual monarca continental: el Maccabi Tel Aviv. Ante el desgaste a mitad de semana, y frente a un rival envalentonado este domingo, su entrenador Pablo Laso le brindó un soporte humano sobre la duela: Sergio Llull, quien escoltaría al mexicano en la disputa de la Jornada 26 de la liga ACB. El Real Madrid, mejor ubicado en cancha, leyó mal el festejo. Procuró desgastar al Estudiantes.
Así, los académicos tomaron las riendas del encuentro hasta el final de la primera parte, cuando Laso recompuso la debacle madridista sobre la marcha, y cuando Sergio Rodríguez (mejor anotador con 16 puntos) y K.C. Rivers devolvieron a su equipo al partido. Por entonces, rotar a Gustavo Ayón (7 puntos y 5 asistencias) por Andrés Nocioni significaba el mayor atrevimiento ofensivo del quinteto blanco, que supervivía por el tino a distancia larga de Rudy Fernández.
La modificación ventiló el juego interior del gigante madrileño. Nocioni fue importantísimo para que el Real Madrid se agenciara los rebotes y ganara en dinamismo al momento de construir los contragolpes. No obstante, Estudiantes se aplicó en defensa y se fio del desparpajo para continuar lacerando el orgullo del Madrid, pero estuvo impreciso en la definición… y lo pagó muy caro.
El desconcierto del equipo azulón avivó al local, que halló por fin la remontada y la ventaja absoluta en el partido, negada hasta el minuto 17. Sólo en par de ocasiones, al borde la hecatombe colectiva, el Madrid había conseguido adelantar en puntos a su adversario. Luego, la resulta, evidenciaría las desmesuradas ansias de un rival modesto, ansioso y, todavía, núbil. El derbi ha sido, fue y seguirá siendo del Real Madrid. Sin remordimientos, la fiesta se quedó en la capital.