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1, abril 2015 - 11:55

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POR ALFREDO VALVERDE VERDEJA
FOTOS: ÓSCAR RAMÍREZ

RODEADO de jóvenes peloteros, la gran mayoría surgida de la Academia Alfredo Harp, encontramos al “Cachorro” Abelardo Vega, ahora enfundado con la franela de los Guerreros de Oaxaca. Les corrige desde la manera de pararse hasta el swing que hacen en cada lanzamiento y es por eso que debemos esperar a que termine la práctica de bateo del equipo visitante, previo al último encuentro de exhibición de los Diablos Rojos del México y su nueva casa situada en la Puerta 1 de la Ciudad Deportiva.
Vega forma parte del cuerpo técnico con el que cuenta Enrique “Che” Reyes para la temporada del 2015, junto con los hermanos Álvarez (Octavio y Héctor) y Miguel Ángel Castelán.
Hasta hace algunas campañas formó parte de los Diablos Rojos del México, donde además de ser el coach de tercera base también fue su instructor de bateo. Su misión es estar los primeros meses al lado de los muchachos antes de volver a la Academia de Oaxaca.

UNA LARGA CARRERA
“Son muchos años dentro del beisbol, algunos me dirán que estoy bastante grande, pero estoy muy contento de continuar dentro de este deporte, y qué mejor que enseñando a los jóvenes todo lo que aprendí a lo largo de mi carrera”, expresó Abelardo, quien nos dedicó unos minutos sin dejar de observar la práctica de bateo de sus muchachos.
Con una sonrisa en su rostro en señal de que disfruta transmitir sus conocimientos a las nuevas generaciones. “Me encanta este trabajo de estar ayudando a los jóvenes y ayudar en la Academia, tanto a Diablos como Guerreros, a desarrollar a los novatos”.

BUENA VIBRA
“Confían en mí, no es que yo sea muy buen entrenador, pero tampoco creo que sea malo, me da mucho gusto que se arrimen a uno y que se animen a confiar en mi experiencia que he adquirido en estos años”, agregó el ex tercera base de los Diablos Rojos en la década de los años 70.

ORGULLOSO
Son varios los jugadores que han seguido sus consejos, pero hay uno a quien recuerda más que otros. “Miguel (Ojeda), lo vi cuando llegó a la organización de los Diablos Rojos, trabajé con él y velo, logro llegar a Grandes Ligas y ahora empieza su carrera como manager, donde ya fue campeón”.
Acababa de convertirse en instructor de los Diablos cuando llegó Ojeda. “Esas son las grandes satisfacciones que me ha dado el beisbol. Recuerdo que estaba muy chamaco, deseoso de aprender, como todos, lo regañaba y hacía caso, fue uno de los más inteligentes y ahora hasta manager campeón es”.

PARTE DEL FESTEJO
Abelardo llegó a la organización escarlata en el ya remoto 1968, pero fue hasta 1970 cuando logró quedarse con la titularidad de la tercera base. “Desde Leo Rodríguez los Diablos no habían tenido un antesalista que destacara, por suerte logré ser yo quien se quedara con el puesto por varios años hasta 1978, antes de irse a jugar a Ciudad Juárez y con los Sultanes de Monterrey para volver con la novena capitalina, donde jugó sus dos últimas temporadas, 1983 y 1984. A lo largo de 18 campañas logró acumular 1,523 imparables, en una época donde la pelota no volaba mucho y los viajes eran muy cansados.
Y precisamente recuerda uno, en una visita a Nuevo Laredo; cuando regresaron al autobús escarlata se le poncharon las llantas en tres ocasiones y la llegada a la Ciudad de México se dio muchas horas después.

MUY SIMILARES
Tiene muy presente que tanto él como los jóvenes que ahora buscan un lugar en el equipo tuvieron que dejar a sus familias. “Pensamos que el beisbol es fácil y no es así, es de mucha inteligencia, pero sobre todo de mucho trabajo. Antes no teníamos las Academias que han ido surgiendo en años recientes”, concluyó Abelardo.

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